Entre los valiosos privilegios del ser humano desde el punto de vista del Sagrado Corán es que éste es un ave del jardín angelical, y este lugar terrenal es un nido temporal y puente para que transite de la naturaleza a lo metafísico. El ser humano demanda eternidad en su naturaleza y evade la destrucción y limitación en forma natural.
El ser humano es una criatura de dos dimensión: su espíritu y su alma racional es su verdad, y su cuerpo es el instrumento de esta alma. El alma es del mundo angelical e inmaterial, y el cuerpo es del mundo material y posee atributos materiales tales como: color, forma, volumen y medida.
Entre las causas para probar la inmaterialidad del alma es que al paso del tiempo, el cuerpo del ser humano se va debilitando mientras que el espíritu y el alma racional van obteniendo más poder. Dios, Purificado sea, insiste en hacer entender al ser humano que ¡Oh, humano tú eres una creación eterna y en el mundo no cabe la eternidad, y la eternidad e inmortalidad dependen de que la persona obtenga de aquello que está con Dios, el obedecimiento absoluto de las Ordenes Divinas.
El resultado es que el mundo es limitado al igual que un lugar pasajero y terrenal (puesto que es material y una de las particularidades de los asuntos materiales es la limitación) y no puede buscarse en éste la eternidad. Y el alma demanda la eternidad puesto que es una existencia angelical y abstracta, y puede también experimentarla en la otra vida.
La verdad y esencia del ser humano es un libro que necesita de interpretación, y el intérprete de este libro también no puede ser otro más que su autor, o sea, el Creador de la Existencia, puesto que Él es tanto el autor de este libro como el comunicador de sus palabras. Dios, Purificado sea, explicó la verdad y la esencia del ser humano a través de los Profetas, de los santos divinos y de los ángeles, y mencionando de dónde vino, a dónde va y que sendero transita el ser humano, familiariza a éste consigo mismo, así como con su Creador, con su pasado, presente y futuro. Si el ser humano no asigna a Dios para explicar su verdad y esencia, los demás lo interpretarán y llamarán “antropología”. Y, al igual que los Libros Celestiales anteriores, será alterado e interpretado en forma subjetiva o según su opinión, negarán algunos secretos latentes y le impondrán algunos asuntos desconocidos bajo el nombre de “sus deseos”, cambiando de lugar sus deseos verdaderos. Estos tres grandes e importantes defectos y faltas se encuentran en la interpretación de la verdad y esencia del ser humano.
Uno de los puntos sumamente valiosos en el conocimiento del ser humano desde el enfoque del Sagrado Corán es que ¿acaso el inicio y fin del ser humano es tierra, y antes y después de su creación no fue sólo futilidad, o el que el ser humano es un ave del jardín angelical, y de su cuerpo han formado una jaula sólo por unos días y este lugar terrenal es un nido temporal y un puente para que transite de la natura a lo metafísico?
El Sagrado Corán presentó un segundo camino y nos enseña dónde se encontraba antes el ser humano, y después de aquí a dónde irá, y qué deberá hacer estos cuantos días en el mundo[1]. Y cómo es que el ser humano en su naturaleza demanda eternidad y en forma natural evade la destrucción, la limitación y los defectos.
El alma es una verdad angelical
El alma del ser humano viene del ‘âlam amr (que en la terminología filosófica le llaman así a los Universos anteriores al de la naturaleza) y este término se utilizo del Sagrado Corán ahí donde dice:«Sabed que toda la creación y todas las ordenes (del mundo material e inmaterial) pertenecen a Dios».[2] En esta frase existe un secreto, este es, la orden que implica unión y alianza. Según lo que dice el Sagrado Corán: «Nuestra orden es como un parpadeo de ojos».[3]
Y en las criaturas se consideraron su magnitud y su tamaño, en especial en el mundo de la naturaleza que además de éstas dos se consideraron también su cantidad y calidad, y de la creación aparece la multiplicidad. Tal y como se dijo con anterioridad, el alma racional (nafs nâtiqah), esto es el espíritu humano, es esencia del ‘âlam amr (mundo anterior al de la naturaleza), ante el cuerpo elemental esencial del mundo de la creación, o sea, el mundo de la naturaleza y de las materias. Por ello el alma humana está exenta de las condiciones del cuerpo y corporales tales como: color, cantidad, calidad, medidas de longitud y amplitud, profundidad, forma y otras.[4]
El alma (principal) y el cuerpo (secundario)
El alma constituye la verdad y esencia de cada persona, y el cuerpo es instrumento del alma. Esto no se contradice con el que el ser humano tenga cuerpo en el mundo, el Purgatorio y el día de la Resurrección. Claro está al igual que el ser humano en la vida terrenal tiene cuerpo y éste es secundario (no principal ni tampoco parte del principal) en el Purgatorio y el día de la Resurrección es similar. El Sagrado Corán al cuerpo que es algo secundario lo relaciona con la naturaleza, con la tierra y con el barro, y al alma que es lo principal la relaciona a Dios, y Dice: «Di el espíritu es una de las ordenes de mi Señor...».-[5]-[6]
Ustawâ a la creación del alma
Dios Todopoderoso creó a todas las almas en forma igual. Es posible que el cuerpo del ser humano esté incompleto, aunque este defecto no tiene gran importancia. En la medida que el ser humano es incompleto, en esa misma medida es ve exento de las obligaciones divinas. Pero Dios Todopoderoso no ha creado ningún alma defectuosa, por ello Dijo: «Y por un alma y quien la creó y le dio orden (las creo iguales)».[7] Entonces dijo que dar ustawâ (le dio orden y las creo iguales) a la creación del alma significa que le inspiró lo qué la corrompe y el temor que la mantiene a salvo, puesto que el alma no tiene fisionomía, semblante ni cuerpo, que pueda ser tangible la igualdad o desigualdad de su creación, sino que ustawâ a la creación es algo del mismo material que el alma, esto es un asunto inmaterial, por ello dijo: «inspiró lo que la corrompe y el temor que la mantiene a salvo».[8] Esto es: la inspiración de la corrupción y el temor causa ustawâ (igualdad) a la creación del alma.[9]
La inmaterialidad del alma
Las creaciones o tienen cuerpo y son materiales, o no lo tienen y son inmateriales. Cada creacion corporal o incorporal tiene atributos especiales. Por ejemplo las materiales poseen figura, volumen, color, peso y otros, mientras que las inmateriales no tienen lugar, tiempo, figura, peso, volumen ni color, por ello puesto que no existe un intermediario entre las creaciones inmateriales y las materiales, en caso de que se compruebe que una creación no es material y carece de los atributos y características materiales, sin otra alternativa deberá ser inmaterial e incorporal, o viceversa. Entre las numerosas razones que los filósofos presentaron para comprobar la inmaterialidad del alma (espíritu) es suficiente mencionar una de éstas, esta es: al paso del tiempo, el cuerpo del ser humano se dirige hacia la disolución y debilidad, mientras que el espíritu y el alma racional humana va obteniendo más poder.
El cuerpo del ser humano al llega a la vejez se debilita, y en la medida que se vuelve más viejo en esa misma medida se vuelve más débil, mientras que notamos que su pensamiento se vuelve más poderoso, su cálamo más eficaz y sus palabras mas firmes. La conclusión es que el alma racional del ser humano, que al paso del tiempo se vuelve más poderosa, es algo aparte de este cuerpo que a través del tiempo se convierte más viejo e decrépito[10], y puesto que el alma es otra que el cuerpo deberá ser inmaterial.
El ser humano y la eternidad
Si los seres humanos están más encariñados con el mundo de la naturaleza, es porque se dejan influir por los sentimientos. Los sentimientos y las facultades sensoriales se encuentran cerca de la naturaleza, mientras que el intelecto y las facultades intelectuales se encuentran lejos de ésta. Por ello lo sensible y los asuntos materiales atraen hacia sí mismos a los seres humanos sensibles. Pero los seres humanos racionales, puesto que no dan importancia al mundo, no son engañados ni se enamoran de éste. La naturaleza innata del ser humano busca la eternidad. Según lo que explicó el fallecido Maula Sadrâ: Dios Todopoderoso creó en la naturaleza del ser humano afecto, generosidad, eternidad, abominación hacia la inexistencia y hacia la muerte.[11] Por ello no lo sacian los objetos transitorios, y si persigue el mundo, es porque se equivocó en su identificación: o supuso al mundo eterno, o ha olvidado la perpetuidad después de la muerte, o se ha visto atrapado por una ignorancia absoluta, o contaminado por la negligencia y el olvido. Según el texto claro del Sagrado Corán, cada ser humano inevitablemente muere[12], entonces es imposible en el mundo la inmortalidad y perpetuidad. Dios, Purificado sea, insiste en hacer entender al ser humano que ¡Oh, humano tú eres una creación eterna y la eternidad no existe en el mundo, puesto que la eternidad depende de lo que la persona obtenga de aquello que se encuentra con Dios. El Sagrado Corán dice:[13] lo que está a su alcance perece, y lo que hay junto a Dios permanece. Y puesto que ustedes los seres humanos son eternos, no desperdicien esta eternidad. Los favores eternos sólo se encuentran con Dios. Y si desean beber del manantial inmortal, éste se encuentra sólo con Dios.[14]
[1]– Ÿawâdî Âmulî ‘Abdul.lah, Interpretación temática del Sagrado Corán, el exterior e interior del ser humano en el Sagrado Corán, pp.35 y 38.
[2]– Sagrado Corán 7:54.
[3]– Sagrado Corán 54:50.
[4]– Hasanzadeh Âmulî, Hasan, Nusûs ul-Hikam bar Nusûs ul-Hikam, parte 31, p.179.
[5]– Sagrado Corán 17:85.
[6]– Ÿawâdî Âmulî, ‘Abdul.lah, La mujer en el espejo de la gloria y la belleza, p.68.
[7]– Sagrado Corán 91:7.
[8]– Sagrado Corán 91:8.
[9]– Ÿawâdî Âmulî ‘Abdul.lah, El prodigio en el Corán, p.33.
[10]– Hasanzadeh Âmulî, Hasan, El conocimiento del alma, vol.2, p.176.
[11]– Maula Sadrâ Shîrâzî Muhammad Ibrâhîm, Los cuatro viajes, t.4, p.163.
[12]– Sagrado Corán 3:185.
[13]– Sagrado Corán 16:96.
[14]– Ÿawâdî Âmulî ‘Abdul.lah, El prodigio en el Corán, p.116.