En el Islam existen leyes para las personas incrédulas que eligen al Islam como religión. Por ejemplo si cuando era incrédulo pasó por alto un derecho de los derechos de Dios como el que no haya realizado el culto obligatorio a Dios o haya pecado, Dios por su parte lo perdona.
Pero los derechos que pertenecen a la gente no son perdonados y deberán pagarse, u obtenerse la satisfacción de la persona. Por lo tanto si un asesino o un transgresor durante su incredulidad sin saber se vio atrapado por estos actos indignos y después acepta el Islam, estará protegido sólo del castigo de Dios, pero las sanciones económicas y los castigos corporales correspondientes a ello deberá soportarlos en el mundo a menos que sea perdonado por el que pide venganza de la sangre o los demás demandantes. Al Islam no corresponde perdonar al recién convertido, sino que esto se encuentra bajo al responsabilidad de la gente, mientras que estos derechos son respetados en todas las religiones y entre todos los intelectuales del mundo.
El Generoso Corán respecto a los actos desagradables de los incrédulos antes de tener fe dice: “(¡Oh, Muhammad!) Di a quienes ocultan la Verdad que si abandonan su actitud se les perdonará lo pasado, pero que si reinciden ya saben lo que les sucedió a sus antepasados”.[1]
El Mensajero del Islam (s.a.w.) también dijo: “El Islam cubre los actos desagradables de antes del Islam al igual que lo hace el arrepentimiento, que cubre la incredulidad, los pecados y los malos actos”.[2] Esta honorable narración se ha convertido en la base de un mandato jurídico en el Islam que es llamado ley de ÿabb (ley que perdona los pecados anteriores).
El significado de la aleya y de la narración anterior es que aquél que tenga la intención de convertirse en musulmán no deberá temer por su pasado ni por los actos indignos que realizó, puesto que Dios perdona Su derecho (que en el tiempo de su incredulidad debía haber asumido). Por lo tanto no es necesario que compense los actos de culto que no realizó en ese tiempo, o pague la limosna del azaque que no pagó, ya que Dios es perdonador y amable, perdona Sus derechos que son responsabilidad de su siervo.[3]
Así también alguien que se convierte en musulmán si en el pasado realizó actos que en el Islam merecen un castigo especial, por ejemplo el castigo por ingerir bebidas alcohólicas, después de convertirse al Islam el castigo legal por los actos anteriores (durante su incredulidad) no se ejecutará respecto a él. Sino que se comporta con él con completa afabilidad y amabilidad, asegurándosele que no debe temer ni preocuparse respecto a sus actos pasados. Claro está este perdón es especial del derecho del Islam y de Dios, pero si bajo su responsabilidad se encuentra algún derecho o derechos de la gente, o realizó alguna injusticia y transgresión hacia uno de los siervos de Dios, en este caso deberá remediarlo y pagar sus derechos, o soportar el castigo correspondiente a ello. Por ejemplo, si una persona pidió un préstamo y lo debe, o robó algunos bienes, deberá regresarlos a sus dueños u obtener su satisfacción. Así también si cometió algún asesinato, golpeó o hirió a alguien es responsable de ese acto, y deberá soportar el castigo correspondiente a este. Dios perdona Su derecho pero no el derecho que corresponde a la gente. Entonces el derecho pisoteado de la gente, no es perdonado, y deberá realizar algo para repararlo.
Debe ponerse atención en que estas leyes no son sólo mandatos islámicos, sino que en todas las religiones y leyes religiosas, y entre todos los intelectuales del mundo existen leyes y mandatos respecto a estos actos.[4]
Algunos de los sabios agregaron también este punto que si una persona se convierte en musulmán y existe algún derecho bajo su responsabilidad respecto a algunas personas, que el recién convertido se encuentre imposibilitada de realizarlo, el juez islámico puede con su consentimiento pagar ese derecho de los bienes del tesoro público de los musulmanes, y de esta forma resolver el problema del recién convertido. Por ejemplo si la persona debe pagar una multa (venganza de sangre) y la persona asesinó cuando era un incrédulo y ahora se ha convertido en musulmán, su multa no será perdonada y deberá pagarla, pero el juez musulmán tiene la autoridad para pagarla del fisco.[5]
De cualquier manera una persona así en cualquier gobierno, y por ejemplo en el gobierno islámico, es merecedor del castigo y las personas presionadas por él pueden quejarse ante una corte justa del gobierno islámico y pedir su castigo.
[1]– Al-Anfāl 8:38.
[2]– Taraîhî, Maÿma’ Al-Bahraîn, vocablo “ÿabb”; Al-Sîrat Al-Halbîîah, t.3, p.105. Esta narración fue relatada también en otras formas, tal y como: “Nuestro Islam termina con nuestro pasado (nuestros pecados anteriores)”. Recurrir a: Maÿlisî, Muhammad Bâqir, Bihâr Al-Anwâr, t.40, p.230.
[3]– Recurrir a: Muhaqiq Hamidânî, Misbâh Al-Faqîh, libro del azaque, p.17; Naÿafî Muhammad Hasan, Ÿawâhir Al-Kalâm, t.17, p.10.
[4]– Recurrir a: Makârim Shîrâzî Nâdir, Al-Qasâ’id Al-Fiqhîîah, t.2, pp.169-183 (ley de ÿabb).
[5]– Husaînî Ÿarÿânî Abu Al-Fath, Exegesis Shâhî, t.2, p.96.