Como ejemplo de los asuntos que durante un corto tiempo al inicio del Islam iba acompañado de prohibición, fue la visita de las tumbas. Esta prohibición tuvo diversas causas. Con la expansión y el desarrollo de la sociedad islámica tanto en cantidad como en calidad, se preparó un ambiente adecuado para la realización de este asunto. Por ello el Mensajero del Islam (s.a.w.) después de un tiempo anunció el permiso para visitar las tumbas y enseñó a los musulmanes la calidad de la visita de éstas así como sus formalidades.
Según los testigos, las indicaciones históricas, las confirmaciones del Corán y la tradición, el asunto de la visita de las tumbas existió en diferentes formas entre muchas de las comunidades anteriores al Islam. Como ejemplo uno de los medios que durante el largo de la historia fue común entre la mayoría de las comunidades y naciones para sobrevivir y mantener vivo el recuerdo de los grandes personajes y especiales personalidades, fue construir edificios sobre sus tumbas y visitarlos. Entre las diversas culturas humanas hasta hoy día en diferentes puntos del mundo, tales como Grecia, Irán y en especial el Egipto antiguo nos encontramos con grandes y maravillosas construcciones las cuales fueron lugar de sepultura de los Profetas, los reyes y famosas personalidades de esas épocas, que poco a poco se convirtieron en santuarios y en otras ocasiones en un lugar de culto y lugar para confidenciar entre los seguidores de algunas religiones. Unas de las narraciones mencionan también la adoración hacia los Profetas y hacia otras personas, o el hacer de sus tumbas templos o musal.lah[1], como por ejemplo algunos judíos y cristianos.[2]
El Generoso Corán respecto al suceso de los siete durmientes de Éfeso y el que la gente encontró sus cadáveres indica una verdad que era costumbre entre las tribus del pasado, y esto es la construcción de tumbas para exaltar a personalidades especiales. La aleya que trataremos indica las diversas opiniones de la gente en cómo respetar a los siete durmientes, algunos proponían la construcción de edificios y otros también la construcción de un templo sobre su tumba. El Generoso Corán no reprocha ninguna de estas dos proposiciones.[3] Por regla el propósito de esta proposición fue por homenaje y para visitar sus tumbas.
Ahora la pregunta es que este asunto, es decir visitar los sepulcros y construir tumbas, desde qué época se inició entre los musulmanes. ¿Se hizo común con el inicio del Islam o un tiempo después del nombramiento del Profeta?
Aquello que se obtiene de las narraciones y de los informes históricos es la prohibición del Profeta (s.a.w.) de visitar las tumbas al inicio del Islam. Esta prohibición se hizo basándose causas y motivos, que al ser resueltos esta prohibición fue quitada, y no sólo se permitió sino que se habló de su preferencia.
Pero con relación a las causas de prohibición de los musulmanes de visitar las tumbas por parte del Profeta (s.a.w.) pueden indicarse varias razones:
1. Es necesario mencionar que en la época del inicio del Islam la mayoría o tal vez todos los panteones pertenecían a los paganos e idólatras. Por otro lado el Islam también había cortado todas sus amistades con ellos. Uno de los símbolos de esta amistad era la relación al visitar sus las tumbas, acto debía ser prohibido por el Profeta (s.a.w.).[4]
2. Así también la gente se acababa de convertir al Islam, la sociedad se encontraba aún contaminada de todas las costumbres y hábitos de la era de la ignorancia, y existía la posibilidad de mostrar algunos comportamientos fuera de los límites de la ley islámica tales como lamentarse y hacer duelo sobre las tumbas en la forma como lo hacían en la época de la ignorancia, esto provocó la prohibición de visitar las tumbas hasta cuando el terreno estuvo preparado y la situación adecuada para este acto. Por lo tanto con la expansión e influencia de las enseñanzas de la religión del Islam en los corazones de los musulmanes, y la aparición del campo para visitar las tumbas somos testigos de la anulación de la prohibición y recomendación de visitar las tumbas por parte del Profeta (s.a.w.). Lo que confirma este asunto son las palabras del gran Profeta (s.a.w.) en la manera de visitar las tumbas. El Profeta del Islam (s.a.w.) dijo: “Antes les había prohibido visitar las tumbas, pero ahora visitadlas pero no digáis palabras inútiles”.[5]
3. Otra razón tal vez pueda decirse en esta forma, que visitar las tumbas –en la época que el Islam apenas comenzaba, cuando pasaba los primeros días de su inicio y desde diversas perspectivas se mostraba vulnerable– hacía que los musulmanes recordaran el gran número de muertos, asunto que provocaba la posibilidad de crear temor y por otra parte negarse a participar en el yihad. Al fortalecerse el Islam este problema se resolvió permitiéndose visitar las tumbas.[6]
La historia y en qué forma fue abolida la prohibición de visitar las tumbas
Según lo mencionado en forma resumida, el gran Profeta (s.a.w.) al inicio del Islam prohibió visitar las tumbas. Esta prohibición no duró mucho tiempo y cuando los terrenos estuvieron preparados, el año 7 de la hégira lunar, cuando este honorable se dirigían a la ‘Umra, en un lugar llamado Hudaîbîîah[7], el gran Profeta (s.a.w.) después de visitar y reparar la tumba de su honorable madre, y de llorar sobre ésta en tal forma que incluso afectó a los musulmanes que lo acompañaban haciéndolos llorar, les dijo: “Dios ha dado permiso a Muhammad de visitar la tumba de su madre…”. El Profeta (s.a.w.) a continuación de sus palabras dijo: “Antes les había prohibido visitar las tumbas, pero ahora visitadlas…”.[8]
La visita de las tumbas desde el punto de vista de Corán y la tradición
El que la persona visite a alguien de quien dependa en forma material o espiritual, es de los asuntos hacia los que se inclina el alma pura de los seres humanos Por ello observamos que el Corán y la tradición en una forma confirman el asunto de la visita de las tumbas.
En algunas frases del Generoso Corán encontramos asuntos que muestran la existencia del asunto de la visita al inicio del Islam. Dios en una aleya prohíbe al Profeta (a.s.) realizar la oración para los incrédulos y para presentarse en sus tumbas. Según lo dicho por los exegetas, la prohibición de estos dos asuntos, es decir la oración y la presentación en las tumbas de los hipócritas, muestra lo favorable de ello en cuanto a los creyentes.[9]
El gran Profeta (s.a.w.) además de ordenar la visita a las tumbas muestra también con sus actos y enseñanzas la calidad de la visita y la forma en que los humanos deben hablar con los muertos, dando legitimidad a la visita de las tumbas. Existen numerosas narraciones a este respecto pero para resumir indicamos sólo dos de éstas.
De ‘Aîshah la esposa de Profeta (s.a.w.) se transmitió que algunas noches el Profeta (s.a.w.) se dirigía a Baqî’ (panteón en Medina) y decía: “Saludos para los habitantes de esta región tanto para los creyentes como para los musulmanes. Ha llegado aquello que les fue prometido. Dios perdone a aquellos que vinieron antes, así como a aquellos que venderán después de nosotros. Muy pronto nos uniremos a vosotros”.
Así también indicó que el Profeta (s.a.w.) dijo: “Gabriel vino a visitarme y dijo: Dios te ordena que vayas a Baqî y pidas perdón por los (muertos) de ahí”.[10]
Los beneficios de visitar las tumbas
La visita de las tumbas contiene numerosos e importantes efectos educacionales y morales, que el gran Profeta (s.a.w.) indicó algunos de esos efectos. El dijo: “Visitad las tumbas que en todo momento os hace recordar la otra Vida”.[11]
Observar los panteones en los que se encuentra un gran grupo de seres humanos con todas las diferencias de status que tenían y vivieron un tiempo sobre este mundo, y después se fueron a otro lugar, decrece en las personas la avidez y codicia del mundo. Muchas veces sucede que por este medio la persona encuentra una nueva forma de observar las verdades de la vida en este mundo, y muchas veces sucede que a través de esta nueva forma de considerar la vida cambia también su conducta, lo hace consciente de apartar lo prohibido y poner atención en los valores morales. Por ello el gran Profeta en esta forma indica esa parte de los efectos educativos de la visita a las tumbas: “Visitad las tumbas que en esa visita se encuentran lecciones ocultas”.[12]
El Imam Ridâ (a.s.) dijo: “Aquél que visite la tumba de su hermano creyente, coloque su mano sobre la ésta y recite siete veces la Sura Al-Qadr [97], quedará protegido del castigo del día de la Resurrección”. También dijo: “Cualquier siervo que visite la tumba de su hermano creyente y recite siete veces la Sura Al-Qadr Dios Sublime perdonará sus pecados y los pecados del dueño de la tumba”.[13]
Se han transmitido numerosas narraciones respecto a visitar al gran Profeta (s.a.w.) y a los Inmaculados Imames (a.s.), y acerca de los efectos que tiene como resultado esta visita. Como por ejemplo la pregunta que hizo el Imam Husayn (a.s.) al Profeta que ¿cuál es la recompensa del visitaros? El Profeta (s.a.w.) dijo: “Aquel que me visite a mí, visite a tu padre, a tu hermano o a ti, mi deber es que el día de la Resurrección vaya a verlo y lo salve de sus pecados”.[14]
Esto es parte de los beneficios generales de visitar las tumbas de los musulmanes, pero respecto a la visita las tumbas de personajes religiosos, somos testigos de efectos sociales que es bueno recordarlos.
Con un poco de atención podemos observar que las tumbas que son respetadas y visitadas por los creyentes del mundo y por todos los musulmanes, generalmente son tumbas de personas sobresalientes y reformadoras. Estas personalidades pueden dividirse en tres grupos:
1. Los profetas y líderes religiosos que fueron portadores de una misión Celestial, y ofrecieron sus vida y bienes en el sendero para comunicar esa misión, soportando muchas dificultades en el camino de la guía de los seres humanos.
2. Los sabios e intelectuales que se quemaron al igual que una vela para brindar luz a los demás. Este grupo por lo general vivió con abstinencia y pobremente. El resultado de los esfuerzos de este grupo es el fruto importante y variado en los diversos campos científicos.
3. Los combatientes y revolucionarios dominados por la opresión de los gobiernos injustos se levantaron en contra de los déspotas y tiranos demandando la protección de los honores y realización de los derechos humanos, mientras que con sus sangres irrigaron el árbol de la justicia.
Visitar las tumbas de estas personalidades que las más importante entre ellas son el gran Profeta (s.a.w.) y los Inmaculados Imames (a.s.), es una forma de agradecimiento hacia sus esfuerzos y luchas, y así también es la transmisión de la cultura y honor honor estas personas, para que las generaciones venideras entiendan que ésta es parte de la recompensa del mundo para aquellos que luchan en el sendero de la verdad y la guía, y defienden los principios, los valores y las creencias humanas.[15]
Por ello como consecuencia de los numerosos efectos sociales en la visita a personas rectas y grandes personajes, las naciones no-musulmanas tratan de adelantarse en el homenaje y la visita de tumbas de personajes que hicieron siempre efecto en su historia. Por ello en todo el mundo podemos observar tumbas pertenecientes a personajes sin diferenciar entre si son religiosos u otros las cuales son respetadas. Ya que el ser humano se considera obligado a visitarlos y honrarlos, y realizar un derecho que ellos tienen sobre los humanos. Parece ser que todo aquello que el hombre realiza para honrarlos es a través de la inspiración de su innato.
Por lo tanto visitar las tumbas es de los asuntos confirmados por el Corán, la tradición y la razón, y puede decirse que es de los actos innatos del hombre; puesto que el hombre siempre se ha interesado por visitar y honrar a aquellos hacia quienes siente afecto. Visitar las tumbas además de los beneficios del mundo goza también de los benéficos de la otra vida. Al expandirse las enseñanzas islámicas y entender más los significados religiosos y doctrinales, preparó el campo para realizar este acto preferible que trae consigo para los musulmanes beneficios de la otra vida, actos que fueron considerados tanto permisibles como preferibles.
Índices relacionados:
Filosofía de visitar a los Inmaculados Imames (a.s.), preg.no.3045 (pág.web 3295).
La recompensa por visitar al Imam Husayn (a.s.), preg.no. 19603 (pág.web 18926).
Visitar la Casa de Dios y a los Inmaculados Imames por decisión propia o por invitación (de ellos), preg.no.3147 (pág.web 3411).
[1]– [N.del T.] Construcción especial fuera de la ciudad para reuniones y ceremonias religiosas (como la oración de los viernes y festividades), y otras.
[2]– Sadûq Muhammad Ibn 'Alî, Min La Iahdarâ Al-Faqîh, t.1, p.178.
[3]– Al-Kahf [18:21].
[4]– Subhânî Ÿa’far, Al-Wahâbîîah fi Al-Mîzân, p.96.
[5]– Ihsâîî Muhammad Ibn ‘Alî, ‘Awâlî Al-lâlî, t.1, p.45
[6]– Al-Wahâbîîah fi Al-Mîzân, p.96.
[7]– Ibn Sa’d, Al-Tabaqât Al-Kubrâ, t.1, p.94.
[8]– Sâlihî Shâmî, Subuli Al-Hudâ, t.8, p.384.
[9]– Subhânî Ÿa’far, Fî Al-Dzalâl Al-Tauhîd, p.241.
[10]– Ídem, p.244.
[11]– Maÿlisî Muhammad Bâqir, Bihâr Al-Anwâr, t.79, p.169.
[12]– Faîd Kâshânî Moula Muhsin, Al-Muhÿat Al-Baîdâ’, t.9, p.289.
[13]– ‘Atârdî ‘Azîzul.lah, Musnad Al-Imâm Al-Ridâ, t.2, p.254.
[14]– Sadûq Muhammad Ibn ‘Alî, Min lâ îahdar Al-Faqîh, t.2, p.577.
[15]– Al-Wahâbîîah fi Al-Mîzân, p.103.