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1. A pesar de que Dios sabía que este joven en el futuro se rebelaría ¿pero por qué (según la tradición Divina) no le fue dado un término para que en el futuro fuese testigo de sus malos actos? ¿Acaso esto es predestinación?
2. ¿Acaso este joven se vio agradecido del Favor de Dios por haber tenido padres creyentes, y puesto que murió antes de cometer la malicia entonces no será castigado?
3. ¿Acaso será castigado en la Otra vida puesto que Dios tiene conocimiento que en el futuro cometería malicias?
De todas las aleyas, narraciones e interpretaciones existentes se deduce que el suceso de que Jidr (a.s.) quitó al vida al joven no fue por enojo o capricho, sino que ciertamente este matar tiene una filosofía y un beneficio, en especial porque fue realizado por un siervo de los siervos piadosos de Dios que su corazón estaba colmado de compasión Divina.
Tal y como el mismo Jidr (a.s.) en respuesta a Moisés (a.s.) que protestó por ese acto dijo: “El deseo y la sabiduría Divina es superior a cualquier cosa, y la razón ingenua humana no puede entender las delicadezas de la orden de Dios ni de Sus deseos. Por ello es que los intelectos no dominan sobre el deseo de Dios, mientras que Su orden y deseo domina y determina sobre los intelectos. Entonces no te bases sólo en tu intelecto ni en lo que entiende aparentemente, y ahora cualquier acto que realizo acéptalo con tolerancia”.
Es decir, el quitar la vida al joven, fue totalmente una orden especial y condicionada por una orden Divina, y Jidr (a.s.) no realizó este acto sin una orden Divina, sino que fue el realizador de una orden de Dios.
Dios, en ocasiones, por algunos beneficios mejores, decide actuar más allá de los límites de un castigo aparente, y desea realizar el aspecto interno y el castigo o la recompensa de éste.
De todas las aleyas y narraciones a este respecto se deduce que estos beneficios correspondieron a:
1. Puesto que este joven había nacido de padres musulmanes (entregados a Dios), su incredulidad en el futuro provocaría la apostasía de estos, y el castigo del mundo por su incredulidad (ser muerto por las manos de Jidr) provoca una reducción en su castigo de la Otra vida.
2. Dios sabía que si continuaba viviendo el joven, no traería otras consecuencias más que pérdidas espirituales y materiales. Este joven si hubiese seguido con vida habría hecho renegar a sus padres y sería culpable también del pecado de la apostasía de estos.
3. Si hubiese vivido el joven hubiese sido un obstáculo para la obtención de otro beneficio de los padres, que fue la gracia de una niña, que de su desentendencia nació un Profeta. Con este acto quedó protegido tanto la fe de los padres como, a cambio de un hijo malhechor les fue otorgada una hija pura, con sentimientos y bendiciones, y fueron favorecidos de la gracia de ser antecesores de 70 Profetas, y beneficiarse de las caridades y los perdones.
En conclusión, una de las filosofías de no haberle otorgado un plazo al joven, es este mismo beneficio de una descendencia de grandes Mensajeros y Profetas.
Es evidente que la tradición Divina es para proteger la fe de los padres de los Profetas. Por ello si el joven hubiese continuado viviendo y preparado las provocaciones del reniego de los padres y otros, hubiese sido un obstáculo verdadero en el sendero de esta tradición.
Tomando en cuenta las explicaciones deducidas de las interpretaciones, narraciones y del contexto de las aleyas, el suceso de quitar la vida del joven, no fue una orden accidental, o causa de enojo y conflicto, sino que el Profeta Jidr (a.s.), sin ninguna discusión introductoria, mató al joven.[1] Por ello en este asunto se elimina la posibilidad de la existencia del deseo o de la ira, y la mente interrogante del ser humano acepta que a pesar de la carencia de cualquier factor incitante, y de una introducción excitante sin duda esta muerte tenía una filosofía y una causa especial, y el Profeta Jidr (a.s.) en este acontecimiento no obedeció el asunto pasional. En especial cuando este acto es realizado por una persona que el Corán dice a su respecto: «…a uno de Nuestros siervos al que habíamos otorgado una misericordia y habíamos instruido en una ciencia procedente de Nosotros».[2]
Por ello con las indicaciones anteriores puede tenerse la certeza que este acto no fue por un capricho, pero el que ¿cuál es su filosofía sentimental? Y ¿cómo puede aceptarse que una persona como él matara a un joven? Necesita de una respuesta la cual damos a continuación.
De algunas narraciones se deduce que el Profeta Moisés (a.s.) al ver este acontecimiento queda atónito, y con una visión a lo aparente del asunto, lo considera injusto, y dice a Jidr (a.s.): “¿Mataste a un ser inocente y puro sin que fuese merecedor de la venganza? ¡Has cometido algo reprobable!” En ese momento Jidr (a.s.) en forma resumida explica la causa de su comportamiento, y dice: “El deseo y la sabiduría Divina es superior a cualquier cosa, y la razón ingenua del ser humano no puede entender las delicadezas de la orden de Dios ni de Sus deseos. Por ello es que los intelectos no dominan sobre el deseo de Dios, mientras que Su orden y deseo domina y determina sobre los intelectos. Entonces no te bases sólo en tu intelecto ni en lo que entiende en forma aparente, y ahora cualquier acto que realizo acéptalo con tolerancia”.[3]
Poniendo atención en la narración deducimos que:
1. Los asuntos se componen de dos estratos: aparente y real. Si desde la perspectiva del estrato aparente, una capa de las benevolencias e inocencias cubren la verdad de las maldades y los pecados, no puede sólo basarse en los mandatos aparentes.
2. Dios, en ocasiones, por algunos beneficios mejores, decide actuar más allá de los límites de un castigo aparente, y desea realizar el aspecto interno y el castigo o la recompensa de éste.
3. El que el joven fue muerto, fue totalmente una orden especial y condicionada por una orden Divina, y Jidr (a.s.) no realizó este acto sin una orden Divina, sino que fue el realizador de una orden de Dios.[4]
Ahora la pregunta es ésta: ¿Acaso Dios al quitarle la vida a ese joven, no se vengó antes de la perfidia? Lo siguiente puede ayudarnos para responder esta pregunta.
1. Si el ser humano nace de padres creyentes y después de llegar a la adolescencia niega su fe, está incluido dentro de los mandatos del “apóstata intrínseco” y una persona así –en caso de que sea hombre– merece la muerte. En las diversas narraciones aparece: “Aunque según lo que dice directamente el Corán los padres de ese joven eran creyentes, pero su hijo era incrédulo al grado en que no había ninguna esperanza de que la luz de la guía iluminase su corazón, y se le había puesto el sello de la obstinación y de refutación de la fe”.[5] Por ello aunque la apariencia y conducta del joven cuando jugaba con sus amigos no mostraba su incredulidad (al igual que el Profeta Moisés a.s. basándose en este mismo estado aparente lo consideró puro e inocente) pero la realidad espiritual y la verdad doctrinal y práctica de él comprobaban su incredulidad (tal y como en la sabiduría Divina y la anunciación de ésta a Jidr se había comprobado). En conclusión su muerte es ese mismo reflejo de su voluntad apóstata que en el mundo no tiene una reacción fuera de la suspensión de la vida física (es decir morir).
2. Dios sabía que si continuaba viviendo el joven, no traería otras consecuencias más que pérdidas espirituales y materiales y descarriaría a los padres creyentes, romper los lazos familiares y privarlos de las bendiciones del mundo y de la Otra vida, y privaría a la familia y a la sociedad de su fe. Por ello al dar termino a los beneficios de su vida hasta ese momento, decidió terminar con la vida de él y preparó los medios para quitársela. Al igual que el ser humano mientras la balanza esté a su favor la protege, pero si cambia, entonces él mismo y con sus propias manos cambia su destino, y prefiere perder. Aquí, aunque el arrebatador de las almas es Gabriel y sus demás servidores, pero Dios decidió que el comisionado aparente de la realización de Su deseo (dar fin a la vida del joven) fuese uno de Sus siervos elegidos, clementes y conocedor de Sus sabidurías especiales; es decir el Profeta Jidr (a.s.).
Dicho de otra manera, lo realizado por ese honorable es en base a esa misma voluntad legislativa y/o voluntad existencial de Dios, en cuanto a la muerte del joven. Desde este aspecto, quitar la vida de esta manera se encuentra en la misma forma que las demás muertes que ocurren a través de un accidente u otros (con la única diferencia que una muerte por accidente desde el punto de vista del sistema legislativo no fue aceptado por Dios ni ordenó ese asunto, pero la muerte en debate y las demás muertes naturales desde dos perspectivas legislativa y existencial (= creación de una causa natural) se realizan con la indicación y aceptación de Dios.
El Imâm As-Sâdiq (a.s.) para resolver este enigma dijo: “…Jidr (a.s.) temía que los asuntos no sucedieran de la manera que le fue ordenado, y se viese privado de la recompensa de realizar el deseo de Dios; es decir dar fin a la vida del joven (que su inicio y término es por un favor y beneficio Divino, no por lo que merecen los seres humanos). En especial el que la realización de esta orden ¡produce el origen de otra causa de clemencia hacia los padres de ese joven! (puesto que según lo que directamente dice el Corán, Jidr sabía que en lugar de ese joven, Dios les daría un sucesor que provocaría la unión y relación de los familiares). Otro el que la realización del deseo Divino provocaba que Jidr (a.s.) lograse explicar y descifrar los milagros, e inspirar las verdades y ciencias especiales Divinas al Profeta Moisés”. Un punto que debe ser observado es que: “El honorable Jidr (a.s.) cuando explica las filosofías dice: De cualquier manera temíamos que el joven en la continuación de su vida comenzase a rebelarse y arrastrase a sus padres hacia la apostasía”; es decir Jidr (a.s.) en el resultado de la realización de sus actos no menciona nada de sí mismo ni de sus deseos personales y habla de un acto en plural utilizando “temíamos” y muestra que: a pesar de que yo fui el realizador del deseo de Dios, pero en este acto, no estuve solo y el deseo y la ayuda Divina, y los medidores de Él me acompañaron. Con esta diferencia de que, Dios no se caracteriza de temeroso, pero Jidr (a.s.) y los demás temen. (Ser coautor en la procesión y la realización de la orden. Especificación del temor de no poder realizar en forma completa la orden Divina).[6]
A pesar de que Dios sabía que este joven en el futuro se rebelaría ¿pero por qué (según la tradición Divina) no le fue dado un término para que en el futuro fuese testigo de sus malos actos? ¿Acaso esto es predestinación?
A pesar de que en las explicaciones anteriores se evidencia que:
A) El fundamento de la vida, es una benevolencia por parte de Dios sin que la humanidad goce de ese merito. Por ello, no queda lugar para demandar la continuación de la vida y se pregunte la causa de la interrupción de ésta.
B) Dios decidió que, según las filosofías y los beneficios, la vida de ese joven terminara, pero en respuesta pueden mencionarse otros aspectos:
1. El joven era culpable desde dos aspectos: (a) era un apóstata intrínseco, (b) tenía el poder para destruir los fundamentos doctrinales de sus padres. Dios le otorgó un plazo para reformar y compensar sus actos, el cual desaprovechó y no dejó su incredulidad, por ello Dios ordenó su muerte.[7]
2. Si ese joven hubiese seguido viviendo, hubiese puesto en práctica su intención y propósito oculto (volver incrédulos a los demás), y su resultado hubiese sido más dañino y corrupto. Así, para repulsar y prevenir las futuras consecuencias desagradables, fue dictada la orden de quitar la vida de una criatura como esa. Además de la apariencia de las aleyas se deduce que este joven no era sumiso ni beneficioso como debería ser, y dentro de corto tiempo, pasando la adolescencia, realizaría ¡actos y crímenes! El, en una forma, se encontraba en el sendero de desviar a sus padres.
3. Tal y como se deduce de la aleya 81 de la Sura Al-Kahf [18], Dios había predestinado, como recompensa de la fe y tolerancia de los padres de este joven perdido y malicioso, otorgarles un descendiente ejemplar. De aquí se deduce que no sólo el no ser matado el joven provocaría el reniego de los padres y no llegaría a recibir la venganza del castigo por su incredulidad y apostasía, sino que además sería un obstáculo para que sus padres recibiesen otra bondad. Las narraciones explican exactamente este punto que: “Dios decidió sustituir a este joven por un hija que daría a luz a un varón que uno después de otro hasta varias generaciones más ocuparían el rango divino de la profecía, en tal forma que 70 Profetas descenderían de esa niña”.[8]
En conclusión, una de las filosofías de no haberle otorgado un plazo al joven, es este mismo beneficio de una descendencia de grandes Mensajeros y Profetas.
Es evidente que la tradición Divina es para proteger la fe de los padres de los Profetas. Por ello si el joven hubiese quedado con vida y preparado las provocaciones del reniego de los padres y otros, hubiese sido un obstáculo verdadero en el sendero de esta tradición. Por ello esta pregunta es refutada que ¿por qué al joven no se le permitió vivir y al mismo tiempo por qué no fue otorgada la descendencia de los Profetas?
¿Acaso este joven se vio agradecido del Favor de Dios por haber tenido padres creyentes, y puesto que murió antes de cometer la malicia entonces no será castigado?
¿Acaso será castigado en la Otra vida puesto que Dios tenía conocimiento que en el futuro cometería malicias?
Tomando en cuenta las explicaciones y lo citado con anterioridad así como los siguientes asuntos, se deduce que esta muerte fue causa de bendiciones tanto para al que le fue quitada la vida (el joven), como para al que la quitó (el Profeta Jidr a.s.), así como para los padres del muerto.
A) Los beneficios adquiridos por el muerto corresponden a:
1. Llegó a obtener su castigo en el mundo por su incredulidad, y tal vez este asunto fue efectivo en la reducción en su castigo de la Otra vida.
2. Con la continuación de su vida hubiese hecho apóstatas a sus padres y sería el responsables del pecado de la incredulidad y reniego de ellos.
3. La incredulidad doctrinal provocaría una conducta turbada, rompimiento de los métodos y muchos pecados, y al cerrar el expediente de su vida en la juventud, el expediente de su penalidad fue cerrado para siempre, y el día de la Resurrección no será responsable de los castigos de los demás actos y pecados que en caso de haber vivido hubiese cometido.
4. El no podía dar los derechos de su padre y su madre, y esto provocaría el incremento del peso de sus pecados y del odio de los padres hacia el hijo.
B) Los beneficios adquiridos por los padres del muerto, corresponden a:
1. Su fe quedó protegida.
2. Resistirse ante un hijo así no los llevaría a ningún lado y el afecto paterno y la amabilidad materna hubiesen debilitado sus corazones ante él y destruido su creencia. Por ello quedaron protegidos también de la fricción sicológica.
3. Salieron victoriosos de la prueba de tolerancia y satisfacción de lo predeterminado por Dios.
4. En lugar de un hijo testarudo y maleficente, les fue otorgada una hija pura con sentimientos y beneficios.
5. Recibieron el mérito de ser los antecesores de 70 Profetas y de beneficiarse de las caridades y la remisión de ellos.
C) Los beneficios adquiridos por el que le quitó la vida, corresponden a:
1. Tuvo el mérito de ejecutar la ley aceptada por Dios (el deseo de Dios).
2. Provocó el descenso de la bendición para la familia creyente.
3. Tuvo el mérito de explicar una parte de los secretos de la revelación, de la ciencia oculta y de las verdades internas al Profeta Moisés (a.s.).
El Imâm As-Sâdiq (a.s.) describe estos favores de la siguiente manera: “Dios Sublime sabía que si este joven continuaba vivo provocaría el reniego en sus padres y sería la causa de sediciones y problemas para todos. Por ello Jidr (a.s.) fue comisionado para preparar las causas de su muerte para que, como resultado, todos ellos (el que quitó la vida, el muerto y los padres) al fin obtuviesen a las generosidades y los favores Divinos”.[9]
[1]– Sâfî, t.2, a continuación de la aleya en cuestión.
[2]– Sagrado Corán 18:65.
[3]– Faîdz Kâshânî,Sâfî, t.3, p.253, narración del Imâm As-Sâdiq (a.s.).
[4]– Ver: Nûr Al-Zaqalaîn, t.3, p.283-284.
[5]– Tafsîr Mayma’ Al-Baîân; Nûr Al-Zaqalaîn, t.3, p.286; Exegesis ‘Aîâshî; ‘Ilal Al-Sharâîa’, Exegesis Sâfî, t.3, p.255.
[6]– ‘Ilal Al-Sharâîa’; Nûr Al-Zaqalaîn, t.3, p.284 (hadîz del Imâm As-Sâdiq a.s.).
[7]– Claro está mencionar el asunto de la apostasía intrínseca y el que el Profeta Jidr (a.s.), basándose en el dictamen verdadero, haya actuado así (aunque una ley legislativa en esa época no hubiese sido realizada) sólo es un punto de vista que algunos expusieron.
[8]– Nûr Al-Zaqalaîn, t.3, p.286, hadîz 170-173.
[9]– ‘Ilal Al-Sharâîa’, Exegesis Sâfî, p.3, p.256.