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Oficina del Ayatul.lah Makârim Shîrâzî:
Existe una narración con este contenido que sólo corresponde a las mañanas cuando el Imam (a.s.) se encontraba en la Ciudad de Kufa y este honorable controlaba los bazares y el llevar un látigo era para que la gente tomara en serio las recomendaciones.
Oficina del Ayatul.lah Sâfî GolpâîgânÎ:
La narración así dice, y aquello que el Imam ‘Alî (a.s.) realizaba era lo que demandaba la época, y la censura de lo prohibido se realiza de diversas formas, debiendo actuarse según la forma efectiva para guiar a la sociedad hacia los buenos actos.
Respuesta del Ayatul.lah Mahdî Hâdawî Tehrânî es la siguiente:
Si el juez islámico considera beneficioso actuar así castigar a los delincuentes en el lugar donde realizaron la culpa, después de comprobar la culpa en forma legal y de determinar el castigo penal sea por parte de la religión o de la ley dictada por el juez islámico, la realización del castigo en el lugar de la violación no tiene inconveniente y este acto no necesita de la narración mencionada.
Claro está la narración válida mencionada en todos los Cuatro Libros[1] de narraciones es que el Imam (a.s.) con látigo en mano recomendaba a la gente del bazar respetar los asuntos y en ninguno de estas dice que el Imam (a.s.) haya castigado a alguien en el bazar.