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1. Según la opinión de los sabios islámicos no existe más que un amor verdadero en el Universo, y éste es el amor a Dios, y los demás amores, son amores supuestos, irreales o figurativos. Inclusive es incorrecto atribuir el amor a otro fuera de Dios; puesto que eso es fervor no amor. Las especialidades de este tipo de amor es que mientras el ser humano no consiga aquello que desea le tiene afecto y amor. Pero después de alcanzarlo gradualmente su afecto hacia eso disminuye hasta que termina. Pero el amor verdadero es aquel que después de alcanzarlo, no sólo no disminuye sino que incrementa.
2. El amor metafórico ayuda al místico gnóstico para sutilizar el alma; puesto que el enamorado siempre pone atención y trata de complacer el corazón del amado, mientras que se encuentra dispuesto a dejar todo por satisfacerlo.
3. El amor metafórico libera al ser humano de los apegos e intereses de este mundo, y centra todos sus esfuerzos y deseos en una sola dirección. Este acto provoca que sea más fácil para él centrar su atención en el Amante Verdadero con relación a los demás; puesto que los demás deberán dejar a miles de deseos y propósitos, pero él dejó todo y sólo deberá dejar un asunto del corazón para llegar ante el Amado Verdadero.
4. Algunos no tienen la capacidad para que flamee directamente el Amor Divino en su existencia, pero como consecuencia de verse afectados por el amor metafórico y su insatisfacción después de alcanzarlo, se dan cuenta del Amor Verdadero y entienden que el único amado meritorio de su amor y la única existencia digna de ser amada, es Dios.
5. La mayoría de los sabios del Islam respecto al amor metafórico no dieron una opinión definitiva. Claro está los místicos y los sufís por lo general tienden hacia el amor metafórico. Un grupo de jurisconsultos y teólogos se oponen fuertemente a esto y no sólo lo considera como una desviación del amor verdadero, sino que lo juzga como una desviación de la religión. Ellos por lo general no consideran correcto utilizar el vocablo de “amado” para Dios. En las obras poéticas de los sufís encontramos que al amor lo consideran completamente como derivado de los deseos sexuales o decepciones amorosas materiales.
El Amor Verdadero es el amor respecto a la Esencia Divina, y los demás amores no son amores verdaderos. Básicamente este tipo de amores no son amor, sin que estos en realidad “son fervor y deseos”.
La diferencia entre amor y fervor es que “fervor”, es el deseo de algo del cual carece el ser humano y se encuentra en su búsqueda, pero cuando lo alcanza después de un tiempo se harta de eso, siendo ésta la particularidad de todos los fervores.
Pero “amor” es aquel que ya sea antes o después de alcanzarlo no sólo no se siente satisfecho ni harto, sino que cada momento su deseo incrementa sin existir la desaparición ni la muerte en este amor. Este amor es especial de la Esencia Sagrada de Dios, de lo contrario todo fuera de Él, cuando el ser humano llega a alcanzarlo después de un tiempo entiende que aquello de ninguna manera merecía esa medida de amor y en ocasiones se ríe por su negligencia y demencia, de que cómo fue posible que en esa medida respecto a esa cosa sin valor sintiese interés.[1]
Entonces el amor verdadero y principal es sólo el amor a Dios.
Pero el que algunos místicos consideran al amor metafórico o amor hacia otro fuera de Dios como medios para llegar al amor Divino, tiene sus motivos:
Avicena en el noveno método del libro “Ishârât” en el debate que hace respecto al rango de los místicos, dice:
“El individuo devoto necesita de ascetismo, y el ascetismo tiene tres metas. Primera: alejar lo que no es verdad de la verdad. Segunda: hacer obediente al alma concupiscente. Tercera: sutilizar el interior para alertar y concientizar”.
Entonces dice que: Para el tercer propósito dos asuntos ayudan.
Primero: el pensamiento sutil y puro. Segundo: el amor puro en el que domine la figura del amado, y no el deseo.[2]
Entonces en lo dicho por Avicena, tal vez existan las primeras indicaciones hacia el amor metafórico bajo el nombre de “puente” y sendero para llegar al amor a Dios, para alcanzar los altos rangos gnósticos para los devotos del sendero.
Fajr Râzî en explicación a lo dicho por Avicena dice:
“La influencia del amor para sutilizar el alma es para que un enamorado así, siempre considere las posturas del amado, tanto los movimiento como los gestos, la presencia como la ausencia, la ira como la satisfacción, y en forma constante la mente del enamorado centre su atención en buscar los actos y seguir los dichos del amado, y en esta forma alcance el hábito de la sutileza del alma. Por ello narraron que en un sueño vieron a un conocido “enamorado” y le preguntaron: ¿Qué hizo Dios contigo? Respondió: Dios Sublime me colocó como prueba para los que pretenden amarlo”.
Hâÿÿah Nasîr Al-Dîn Tûsî en la explicación de lo dicho por Avicena en este caso expresó:
“El amor metafórico en el alma del ser humano, otorga delicadeza, efecto, regocijo y tenuidad, y lo libra de los apegos e intereses de este mundo, obligándolo a dar la espalda a todo aquel y a todo aquello que se encuentre fuera de su amado, mientras que todos sus esfuerzos, deseos e inclinaciones los centra en un solo punto. Esto mismo provoca que para él sea más fácil centrar su atención en el Amado Verdadero, que para los demás, puesto que los demás deberán dejar a un lado a miles de deseos, esfuerzos y metas, pero él, ya había dejado a un lado a todo, sólo deberá alejar a un asunto y un amor, para que a sucorazón lo lleve ante el Amado Verdadero, y ese amor lo haga llegar al Amado Verdadero”.[3]
Por lo tanto el amor metafórico es un medio en el inicio del acto de un místico, que lo ayuda en el sendero para advertir y concientizar, pero ¿cómo se realiza esta ayuda? La opinión de Fajr Râzî, es más bien desde la perspectiva de la atención del enamorado al amado, y el que esta atención provoca la sutileza del alma. La opinión de Hâÿÿah Nasîr Al-Dîn es porque el amor provoca dejar a un lado (cortar con) las dependencias y diversos apegos, en tal forma que se vuelve más fácil para él centrar su atención en el Amado Verdadero y Original, de cualquier forma, se vuelve un medio para centrar atención en el amado principal.
Tal vez pueda decirse que la explicación de “el amor metafórico es un puente para llegar al amor verdadero” es porque las capacidades de las personas para llegar a las perfecciones espirituales son diferentes, y a cualquiera no puede guiársele directamente al amor verdadero que es ese mismo amor Divino. Por ello el amor metafórico, es considerado una red para atrapar al místico y separarlo de los diversos asuntos que provocan su impedimento para llegar al sendero místico y echarlo en el sendero espiritual. Al igual que ‘Aîn Al-Qudzât Hamdânî dijo:
“¡Oh, amado! Considera a la belleza de Laîly como una carnada, que colocó sobre la trampa ¿qué sabes tú lo que es trampa? El cazador Eterno ya que quiso construir de la esencia del enamorado un medio que perteneciese a su amor, puesto que este enamorado carecía de la capacidad para caer en la trampa de la belleza Eterna, murió al ver un poco de la luz de Su belleza. Entonces ordenó para que del amor a Laîly hicieran por un tiempo un medio (una carnada) para que se enamorara de Laîly, para luego poder aceptar el peso del amor hacia Dios”.[4]
La opinión de los sabios islámicos respecto al amor metafórico:
En los dichos de los místicos y filósofos por lo generan no se encuentra oposición con el amor metafórico, sino que al igual que se observó lo consideran como un puente para llegar al Amado Verdadero.
Sin embargo un gran grupo de sabios islámicos no dieron su opinión a este respecto, ni en forma definitiva lo negaron ni lo comprobaron.
Pero un grupo de jurisconsultos y teólogos mantienen una opinión opuesta a esto y consideraron al amor metafórico como un desvío del amor verdadero y lo juzgaron como alejamiento de lo espiritual y de Dios. A este tipo de amores los presenta como una innovación que los sufís, y básicamente no consideran permisible el uso del vocablo “amor” respecto al amor a Dios y apego a lo espiritual, y rechazan el uso del vocablo “amado” para Dios, e inclusive lo consideran obsceno. Al igual que algunos en forma general no mantienen una buena opinión respecto a los sufíes ni a sus poemas amorosos, y consideran sus obras poéticas como derivadas de los deseos sexuales o decepciones amorosas materiales.[5]
[1]– Ver: Mutaharî, Exegesis de la Sura de la Apertura.
[2]– Dr. Husaînî Malakshâhî, Traducción e interpretación de Ishârât wa Tanabâhât Ibn Sînâ, p.446, Cap. Octavo.
[3]– Saîîed Yahîa Îaazrabî, La filosofía mística, p.332.
[4]– ‘Aîn Al-Qudzât Hamdânî, Tamhîdât, p.96; La filosofía mística, p.326.
[5]– Ver: Dâwûd Ilhâmî, Arbitrajes contradictorios respecto a Ibn ‘Arabî; Saîîed Yahîa Îazrabî, La filosofía mística, p.351.