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No hay que huir ante las preguntas que el niño realiza respecto a Dios, sino que debemos contestarlas con respuestas correctas, sencillas y fundamentadas. Utilizando el argumento del orden en la naturaleza, con una explicación sencilla y empleando palabras simples debemos explicar al niño las bendiciones innumerables de Dios que existen en el ambiente que lo rodea, y a través de esto puede evidenciársele la existencia de Dios y algunos de Sus atributos, tales como Su sabiduría, poder y clemencia.
En el Islam se le ha dado gran importancia a la enseñanza religiosa e islámica del niño. Más de mil narraciones del Profeta de Dios (s.a.w.) y de los Inmaculados Imames (a.s.) existen respecto a la educación del niño.[1] En el programa educativo del Islam se han dado instrucciones para los niños que incluyen las etapas anteriores y posteriores al nacimiento.
La inclinación hacia Dios y hacia el monoteísmo existe en el innato de cualquier niño que llega al mundo. El gran Profeta (s.a.w.) dijo: “Todos los niños llevan en su naturaleza el Islam (es decir, entrega ante el deseo de Dios), y después sus padres lo convierten en judío o cristiano”.[2] El padre y la madre del niño deberán siempre a través de continuos estudios conocer las necesidades mentales de su hijo y responder a los asuntos desconocidos y a las preguntas que les hace, y por el sendero correcto esforzarse en la educación religiosa de éste.
Senderos para la educación religiosa:
1. Educación práctica: La personalidad de los padres provoca gran influencia en la creación de la personalidad del niño. Cuando el ser humano en su hogar y en su vida respeta los fundamentos y las órdenes islámicas, por ejemplo realiza la oración en su primer momento, da importancia al ayuno y demás obligaciones, y recuerda a Dios en todo momento, al comenzar a comer dice “en el nombre de Dios” y cuando termina “gracias a Dios”, y agradece por las bendiciones innumerables de Dios y…, todo esto da al niño lecciones de teología. La mente del niño es similar a una cámara que fotografía todo lo que se encuentra ante él. Por ello cuando el niño nace es preferible recitar en su oído derecho el adhân (llamado a la oración) y en su oído izquierdo el iqamah (llamado anterior a la oración) para que el llamado de Allahu Akbar haga efecto en él desde el momento de su nacimiento y lo familiaricemos con el monoteísmo.
El niño aprende más a través de lo que ve en nuestro comportamiento, que de aquello que escucha. Por lo tanto la medida de aprendizaje del niño cuando observa que nosotros en situaciones difíciles pronunciamos frases tales como “me resigno en Dios” y otros influirá más que cuando tratemos de enseñarle en forma oral qué es el apoyarse en Dios y resignarse en lo que Él decide.
2. Enseñanza del Corán: Nuestros inmaculados líderes religiosos recomendaron que enseñemos el Corán a nuestros hijos. El Imam Sâdiq (a.s.) dijo: “Enseñen a vuestro hijo la Sura Ya Sin [36]; puesto que esta sura es la flor perfumada del Corán”.[3] Sin duda esta enseñanza no es exclusiva de la memorización del Corán o de su lectura, sino que incluye también la enseñanza del significado del Corán. Podemos enseñar al niño muchos de los fundamentos islámicos a través de este acto.
3. Llevar al niño a las reuniones espirituales, tales como a la mezquita, a reuniones de súplicas, a grupos religiosos fiables y otros, para que desde cerca y sin timidez pueda obtener de personas enteradas, conscientes y confiables la respuesta a muchas de sus preguntas.
4. Respuestas correctas y sencillas a las preguntas religiosas del niño: Los niños son muy curiosos, y respecto a lo que ven o escuchan preguntan mucho. Las preguntas religiosas del niño son pasos que él da hacia la perfección de la fe, y estas preguntas que hace no deben preocuparnos.
Nuestra conducta ante las preguntas teológicas del niño:
A) Es necesario dar respuesta correcta y al mismo tiempo sencilla y evidente a estas preguntas. Nosotros podemos, a través de una explicación simple y con la ayuda de las bendiciones de Dios que se encuentran a disposición de todos los siervos, probar al niño la existencia de Dios y algunos de Sus atributos de la mejor manera y la forma más sencilla a través del argumento del orden en la naturaleza. Este argumento es el más sencillo y más común de los argumentos para comprobar la existencia de Dios, y en el Generoso Corán y en las narraciones también fue dada gran importancia a este argumento. Este argumento carece de significados y reglas complicadas filosóficas, por ello todos pueden utilizarlo.
B) Tomar ayuda de la naturaleza: Mostrar al niño las criaturas creadas por Dios y familiarizarlo con lo maravilloso de éstas. Debemos mostrar a nuestros hijos el poder de Dios en la creación de Sus criaturas en el cielo, en la tierra y en los mares.
En el Corán existen innumerables aleyas que nos invitan a reflexionar en la naturaleza. Por ejemplo en el Corán leemos: “Y tu Señor reveló a la abeja: «Pon tu casa en las montañas y en los árboles y en lo que construyen. Luego, come de todos los frutos y transita sumisa los caminos de tu Señor.» De su vientre sale una bebida de diferentes colores en la que hay una cura para la gente. En verdad, en ello hay una señal para gente que piensa”.[4] Así también nos invita a poner atención en la creación del camello, del cielo, de las montañas, de la tierra y otros, y dice: “¿Acaso no han observado cómo han sido creados los camellos? * ¿Y cómo ha sido elevado el cielo? * ¿Y cómo han sido fijadas las montañas? * ¿Y cómo ha sido extendida la Tierra?”.[5] Si explicamos estas creaciones maravillosas de Dios en forma sencilla y al nivel de un niño, lo familiarizamos en una gran medida con Dios.
C) Muchas de las respuestas a las preguntas del niño podemos encontrarlas en el Generoso Corán, como ejemplo, si el niño pregunta ¿quién es Dios? podemos recitarle esta aleya: “Dios es quien creó los cielos y la Tierra y hace descender de los cielos agua mediante la cual hace surgir frutos para vuestro sustento”.[6] Debemos decirle: “Él es el más misericordioso de los Misericordiosos”.[7] Y le expliquemos la misericordia de Dios en forma palpable.
D) Explicarle que muchas de las cosas no podemos verlas, pero existen (por ejemplo la atmósfera, el intelecto) y no podemos negarlas. Dios Sublime sin duda también existe pero no es visible: “La vista no puede percibirle”.[8]
E) Relatarle historias religiosas adecuadas: Los niños muestran gran interés hacia los cuentos e historias. Podemos transmitir los mensajes religiosos en forma indirecta y sencilla haciendo simples las historias del Corán y las leyendas religiosas. Tal y como la historia del Profeta Abraham (a.s.) y los debates que sostuvo con los idólatras, así como los bellos argumentos de este honorable para comprobar la existencia de Dios y Su Unicidad.
F) Utilizar las experiencias del niño: Para determinar el significado de religión y nuestra necesidad de este podemos utilizar las experiencias del niño. Por ejemplo al mostrarle el programa semanal hacer preguntas para que gradualmente lo acerquemos a nuestro propósito, y después lleguemos a una conclusión que el programa determinado por Dios y traído para nosotros por medio de los Profetas (s.a.w.) se llama “dîn” religión.
Para más estudio recurrir a las siguientes obras:
1. “Teología coránica de los niños”, Gulâm Ridâ Haydari Apari.
2. “La familia en el Islam”, Husayn Madzâirî.
3. “Diez lecciones de teología para jóvenes”, Nasir Makarim Shirazî.
[1]– La familia en el Islam, Madzâhirî Husain, p.121.
[2]– Safinat Al-Bihâr, t.2, p.372.
[3]– Mustadrak Al-Wasâ’il, t.4, p.325.
[4]– An-Naĥl [16:68-69].
[5]– Al-Gāšiya [88:17-20].
"فَلَا يَنظُرُونَ إِلىَ الْابِلِ كَيْفَ خُلِقَتْ* وَ إِلىَ السَّمَاءِ كَيْفَ رُفِعَتْ* وَ إِلىَ الجِْبَالِ كَيْفَ نُصِبَتْ* وَ إِلىَ الْأَرْضِ كَيْفَ سُطِحَتْ".
[6]– Ibrāhīm [14:32].
[7]– Yūsuf [12:64].
[8]– Al-An‘ām [6:103].