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Para solucionar este problema debemos reflexionar en el estado y la situación de la humanidad para comprender si ¿acaso realmente el ser humano en estado de modificación y en todos sus rangos es víctima de los cambios? O ¿acaso detrás de esa cubierta (cuerpo) cambiante existe una semilla estable y fija; esa misma esencia que conecte entre sí su pasado, presente y futuro, y constituya de ésta una identidad continua en la historia dando significado a la cultura y civilización de la humanidad?
Un grupo, al encontrarse ante esta pregunta sin respuesta, renunció, y aceptó que ¡¡¡el secreto de la última religión es que la humanidad como consecuencia de la perfección intelectual y mental no necesite de una guía Divina!!! Ellos dijeron: la finalización es bajo el significado de que la gente llega a un grado de madurez en el que no necesita de la religión.[1] Y ya que este asunto son esas mismas palabras que en el pasado dijo Iqbâl LâhurÎ, y antes que él otros dijeron, para que encuentre una nueva manifestación, expresa este asunto en la siguiente forma: la falta de necesidad es en dos formas: indecente y desagradable, y aceptable y agradable. La falta de necesidad indecente y desagradable, es aquella que la persona no la busca y pretende no necesitar mientras que necesita verdaderamente de algo. Esta falta de necesidad es indecente y desagradable. Si alguien está enfermo y necesita de médico y curación, pero no va en busca de éstos y dice: yo no necesito de médico ni de curación, esta falta de necesidad es indecente y desagradable. Pero también existe otra falta de necesidad que es aceptable y agradable, y esta es que si alguien que está enfermo, necesita de médico, va en busca de éste y el médico se esfuerza hasta que lo cura, a través de esta curación deja de necesitar del médico. Aquí en realidad el médico hace algo que al final corta la relación entre él y su paciente. Si el médico desea continuar su relación con el enfermo debería esforzarse para que la enfermedad continúe, y para que este enfermo continúe las relaciones con él para siempre. Pero el médico compasivo se esfuerza para realizar su trabajo en forma perfecta y el resultado de su trabajo es el fin de las relaciones entre él y su paciente. Si el médico realiza su tarea en forma correcta, el paciente es curado, y cuando recupera su salud ya no necesitará del médico. La relación entre el maestro y el alumno es también en esta misma forma. Cuando el maestro desea cumplir con su deber, esa obligación exige que se esfuerce para hacer llegar a su alumno a un nivel de conocimiento y ciencia, y no necesite más del maestro. Por lo tanto un maestro compasivo realiza también un acto que ese acto al final llega a la terminación de la relación entre él y su alumno; entonces el alumno no quedará como tal, se volverá maestro junto al maestro.
Después dijeron: los Profetas (a.s.) hicieron lo mismo. O sea los Profetas (a.s.) al igual que un médico compasivo, enseñaron asuntos a la humanidad, y como resultado de estas enseñanzas la humanidad llegó a un nivel cultural en que ya no necesita más de Profeta (a.s.). Al igual que el enfermo después de ser curado ya no necesita del médico, y el alumno cuando se vuelve maestro se vuelve independiente del maestro. En su opinión, el secreto de la última religión es esto mismo. Esto también fue el propósito de Iqbâl al decir que con la llegada del honorable la gente ya no necesita de un Profeta (a.s.). O sea las enseñanzas de ese Profeta (a.s.) se extenderán entre la gente y ésta ya no necesitará de enseñanzas, ni tampoco de otro Profeta (a.s.).[2]
Pero la necesidad del ser humano de religión es la existencia de actos que no puede alcanzar a través de su intelecto, sus sentidos y experiencia. Esto quiere decir limitación de nuestras herramientas perceptuales, que ha sido confirmado por el intelecto, en los debates filosóficos y el Sagrado Corán también lo señala: {عَلَّمَکُمْ ما لَمْ تَکُونُوا تَعْلَمُونَ}«Él os enseñó lo que no sabíais»[3]. Con esta descripción, la humanidad nunca llega al punto en que se encuentre prescindible de la religión.
Por otra parte, si algo así fuese correcto la humanidad debería, después de transcurrido uno o varios siglos de la aparición del Islam, obtener su auto-suficiencia y continuar el resto del camino con su intelecto. La historia contemporánea es el mejor testigo para la nulidad de un asunto como éste. La humanidad no sólo ha sentido que es imprescindible de la religión sino que después de la rebelión ante la religión, después del renacimiento y de haber probado numerosas amarguras en este sendero, hoy día cada vez siente más cercanía y necesitada de ésta.
Otro grupo ante esta pregunta aceptó la teoría de la religión en perfeccionamiento y alegó que la última religión conjunta con el perfeccionamiento de la humanidad se perfecciona armonizándose a sí misma cada día con nuevas exigencias. Esta teoría, introdujo cambios a la estructura de la religión negando la eternidad de las enseñanzas religiosas.
Algunos atendieron esta conclusión, y haciendo diferencia entre “religión” y “conocimiento religioso” se esforzaron, mientras trataban de resolver el problema para evitar este resultado corrupto. Ellos dijeron: la “religión” por sí misma es estable, y el “conocimiento religioso” es variable, y se encuentra en estado de perfeccionamiento paralelamente con el conocimiento de la humanidad. Ellos sabían que el asunto variable y en estado de destrucción no puede ser “santo”. Por ello aceptaron que la “religión es estable y sagrada, y el conocimiento religioso es variable y carece de santidad”. Mientras que aquello que llega a manos de la humanidad es el “conocimiento religioso” y la “religión” en su soledad queda para siempre inalcanzable. Una religión así se encuentra fuera de la definición de religión mursal; ya que tal y como dijimos la religión mursal es un conjunto de asuntos expresados por parte de Dios, Altísimo sea, a través de Su Profeta (a.s.) para guiar a la humanidad. Si aquello que fue expresado y también se encuentra dentro de los textos religiosos lo consideramos como “religión”, y a pesar de todo esto insistamos en el cambio y la modificación necesaria e inevitable del conocimiento religioso, en realidad hemos involucrado a la religión en los cambios y variantes, y trajimos a esa misma solución anterior como regalo para la nueva sociedad. En conclusión nos vemos envueltos por este problema que digamos: una religión así no puede ser sagrada.[4]
¿Acaso realmente el ser humano en estado de modificación y en todos sus rangos es víctima de los cambios? O ¿acaso detrás de esa cubierta (cuerpo) cambiante existe una semilla estable y fija; esa misma esencia que conecte entre sí su pasado, presente y futuro, y constituya de ésta una identidad continua en la historia dando significado a la cultura y civilización de la humanidad?[5]
Fuentes para mayor estudio:
Mahdî Hâdavî Tehrânî, Wilâîat va Dîyânat, Instituto de Cultura Janeîe Jirad, Qom, segunda edición, 2001.
[1]– Recurrir a: ‘Abdul Karîm Surush, La raíz se encuentra en el agua, ojeada al próspero rendimiento de los Profetas (a.s.), Kaîhân Farhangî, núm.29, p.14.
[2]– Ídem, p.13–14.
[3]– Sagrado Corán 2:239.
[4]– Recurrir a: Mahdî Hâdavî Tehrânî, Mabânî Kalâmîe Iytihâd, pp.317-380.
[5]– Índice: la religión y el ser humano. Índice: religión, estable y variable.