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Debe saberse que el iÿtihâd tiene elementos que algunos de estos son fijos, tales como las fuentes del iÿtihâd (Corán, tradición, intelecto y…), y otros son variables, tales como sus temas y condiciones, el conocimiento y la deducción del muÿtahid de los textos y otros, mientras que un muÿtahid (intérprete de la ley islámica) deberá constantemente considerar estas variables. Por ello es posible que la fetua de un muÿtahid en un asunto en especial, varíe después de un tiempo transcurrido. En base a una regla general si la fetua u opinión de un marÿa’ taqlîd varía no puede actuarse según su fetua anterior, sino que deberá actuarse según su nueva fetua. Ahora si el marÿa’ taqlîd falleciese, después de fallecer ignoramos si continúa opinando lo mismo, o si después de muerto y al descubrir otras verdades cambió su fetua y opinión. Ya que, después de la muerte, al final se aclara cuál de esas opiniones era correcta, puesto que antes de morir, extraía la fetua del Libro, pero después de muerto ya no habrá Libro, escuela o universidad teológica, sino que la misma realidad se evidencia para él.
A pesar de todo esto no sucede así que la fetua del marÿa’ taqlîd pierde su crédito después del fallecimiento de éste, sino que según la opinión de la mayoría de los alfaquíes es que los seguidores pueden continuar imitándolo después de muerto, con el permiso de un marÿa’ vivo. E inclusive algunos de los grandes sabios, permiten la imitación primaria del marÿa’ taqlîd más sabios fallecido.
El iÿtihâd tiene elementos que algunos de estos son fijos, tales como las fuentes del iÿtihâd (Corán, tradición, intelecto y…), y otros son variables, tales como sus temas y condiciones, el conocimiento y la deducción del muÿtahid de los textos y otros. Y ya que un muÿtahid ante su fetua está comprometido, es responsable y deberá responder ante Dios, es por ello que siempre debe tomar en consideración los cambios de los elementos variables del iÿtihâd en su fetua. Por ello es que la fetua de un muÿtahid en un asunto determinado varía después de transcurrido un tiempo.
Esto es en caso de que el muÿtahid esté vivo y tenga el poder para deducir, y domine sobre los mandatos, los asuntos, las condiciones y restricciones de estos, y sobre los cambios de las condiciones y sus limitaciones. Pero si el muÿtahid fallece, o pierde su poder de deducción no puede tomar en cuenta o realizar los cambios de los elementos del iÿtihâd en su fetua. Por ello la opinión de la mayoría de los alfaquíes es que la imitación primaria de un muÿtahid así (para aquellos que por primera vez quieren imitarlo) no es correcto, y para aquellos que imitaban a un muÿtahid y ahora después de muerto desean continuar imitándolo, depende del permiso y la opinión de un muÿtahid vivo. Pero en los nuevos asuntos surgidos deberá imitar a un muÿtahid vivo. Entonces no es así que el fetua de un marÿa’ taqlîd después de su fallecimiento pierda su crédito. Al igual que algunos de los grandes sabios tales como Muhaqiq Qumî y Sharîf Al-‘Ulamâ (Profesor del Shaîj Ansârî) fueron de aquellos que permitieron la imitación primaria de un marÿa’ taqlîd más sabio fallecido.[1]
Este asunto (condición de que el marÿa’ taqlîd esté vivo), es una razón de que el iÿtihâd en la Shî’ah está vivo y activo[2], que no sólo el muÿtahid deberá estar vivo para que su fetua tenga crédito, sino que además de estar vivo deberá tener el poder de la deducción y contar con salud racional y mental y, en base a esto, si un marÿa’ a imitar pierde su salud racional y mental, no puede ser imitado.
Aunque sus opiniones y fetuas anteriores para aquellos que lo imitaban cuando estaba con vida continúan teniendo crédito (con el permiso de un muÿtahid vivo), siguen teniendo valor como una opinión experta, mientras que en las reuniones de estudio de los sabios son discutidas, analizadas y utilizadas.
Es mejor completar la pregunta con un dicho del gran sabio Ÿawâdî Âmâlî, que dijo respecto a la argumentación sobre este asunto:
Preguntaron si es permitido quedar imitando a un marÿa’ muerto o no, debemos decir que el problema vital del asunto no es que un alfaquí o un marÿa’ taqlîd haya muerto, y puesto que sus pensamientos y opiniones también terminan ya no puede ser imitado. Mientras que muerte no significa desaparición del alma sino que muerte significa la separación del alma del cuerpo. El cuerpo muere puesto que perdió a su guardián, mientras que el alma sigue con vida. Entonces la que es dueña de la opinión (el alma) no murió, el que murió no fue la dueña de la opinión.
Por lo tanto no existe inconveniencia en que el imitador pueda continuar imitando el fetua del marÿa’ que imitaba mientras estuvo vivo.
El problema fundamental es que en base a una regla general si la fetua u opinión de un marÿa’ taqlîd varía no puede actuarse según su fetua anterior, sino que deberá actuarse según la nueva fetua. Ahora si el marÿa’ taqlîd falleciese, después de fallecer ignoramos si continúa opinando lo mismo, o el que después de muerto y al descubrir otras verdades cambió su fetua y opinión. Ya que, después de la muerte, al fin se aclara cuál de esas opiniones era correcta, puesto que antes de morir, extraía la fetua del Libro, pero después de muerto ya no habrá Libro, escuela o universidad teológica, sino que la misma realidad se evidencia para él. Por lo tanto ¿la fetua y opinión de esta persona después de muerta, es esa misma opinión anterior, o descubrió y resolvió nuevos asuntos? Este es un problema básico.
Otra duda es esta que los conocimientos que en el marÿa’ taqlîd tienen crédito y los imitadores como consciencia de ese conocimiento especial imitan a los marÿa’ taqlîd, son los conocimientos adquiridos y discursivos, que se obtuvieron a través de la deducción de lo extrínseco del Libro y de la tradición, o del consenso o los argumentos adquiridos de la razón. Es decir, hay una serie de fundamentos para el iÿtihâd, y una serie de fuentes del iÿtihâd para la deducción que el muÿtahid concluye y da fetua de estos fundamentos y reglas. Pero cuando muere ya no toma más ayuda de los fundamentos y de las reglas jurídicas, ni de lo extrínseco del Libro y la tradición o del consenso, sino que completamente estos conocimientos adquiridos se convierten en conocimientos intuitivos y presenciales, y el conocimiento escolar termina y surge el conocimiento espiritual. El problema que se presenta aquí es que si un asunto a través de la intuición intelectual se soluciona para el alfaquí vivo, es posible que sea una prueba para él, pero ¿acaso los demás pueden también imitar su fetua o no?
En respuesta dicen que la fetua de un alfaquí tiene crédito cuando haya sido deducida de los fundamentos, de las fuentes de la Hawza y del uso común. Pero si alguien bajo la purificación de su alma e interior, sin haber estudiado en la Hawza, ni adquirido la jurisprudencia (fiqh) ni los principios (usul), haya comprobado los mandatos religiosos no puede ser imitado. Sin embargo ya que él percibe la misma realidad puede actuar según su fetua, pero claro está hay diferencia entre el conocimiento que emana del descubrimiento y de la visión, con el conocimiento que se deduce de los fundamentos y principios de la Hawza cuando está vivo, y después de la muerte se convierten en conocimiento presencial. De cualquier forma la diferencia existe en esto que después de la muerte de un muÿtahid o marÿa’, y de convertirse el conocimiento adquirido en conocimiento presencial, y de la intuición intelectual ¿acaso aún así puede actuarse o seguir actuándose según su fetua, o no?
El propósito es que si hay algún asunto respecto a "quedar imitando al muerto” y parecido a ello, no es porque el cuerpo influye en el conocimiento, sino porque el alma y el espíritu juegan un papel, y la vida después de la muerte convierte al conocimiento adquirido en conocimiento presencial y ese conocimiento presencial depende de la intuición intelectual y de la purificación del alma.[3]