Please Wait
13668
El Corán es el Libro de la práctica. Desde el punto de visa del Islam el Generoso Corán deberá ser aceptado como el libro de la vida y de una serie completa de lecciones formativas para el ser humano. Aquellos que únicamente buscan la lectura y recitación de la sura o suras que dan una mayor recompensa, se ven privados de las bendiciones de las demás aleyas. Deberá recitarse todo el Sagrado Corán y practicarse todos sus mandatos. Pero en las narraciones para cada sura fueron mencionadas virtudes y beneficios especiales. Como por ejemplo a la Sura Al-Fātiĥa [1] se le otorgó una gracia especial y a su lectura la presentaron como equivalente a dos terceras partes del Corán, a la Aleya del Escabel [2:55-257] la presentaron muy beneficiosa y llena de virtudes, a la Sura Al-Ijlāş [112] la presentaron como una tercera parte del Corán, y así también otras suras cuentan con virtudes especiales.
La lectura y recitación de todas las aleyas del Corán tienen innumerables efectos en este mundo y en la otra vida, y para cada una de las suras del Corán se han mencionado numerosas virtudes. Claro está deberá ponerse atención en este punto que el Corán es el programa de la vida y el Libro de la práctica, su recitación es el inicio para reflexionar, tener fe y un medio para practicar su contenido, mientras que todas las grandes recompensas de los piadosos también se realizan desde este punto y bajo estas mismas condiciones.
Otro punto pertinente de mencionar es que no debemos observar la lectura del Corán como un negocio, y buscar las suras que tengan más recompensa, ya que al limitarnos a su lectura diaria nos veamos privados de las bendiciones de otras suras. El Corán es una serie que deberá toda ella encontrarse unida, y el ser humano al beneficiarse de toda ella es cuando puede llegar a la formación de sí mismo.
Claro está en las narraciones se han mencionado virtudes y bendiciones especiales para cada una de las suras e inclusive para algunas de las aleyas del Corán. Como ejemplo a continuación mencionamos algunas de estas virtudes:
La virtud de pronunciar «بسم الله الرحمن الرحیم» –“En el Nombre de Dios el Clemente el Misericordioso”: En las narraciones islámicas se le ha dado tanta importancia a esta aleya que la han presentado al mismo nivel que el Nombre Supremo de Dios. Al igual que del Imâm As-Sâdiq (a.s.) se ha relatado: “En el Nombre de Dios el Clemente el Misericordioso se encuentra más cerca del Nombre Supremo de Dios que lo negro (el iris) del ojo a lo blanco (la esclerótica) de éste”.[1] Contamos con numerosas narraciones con este mismo significado respecto a las virtudes del «بسم الله الرحمن الرحیم».
En las narraciones también fueron mencionadas virtudes respecto a cada una de las suras del Corán. Por ejemplo respecto a la Sura Al-Fātiĥa [1] fue transmitido del honorable Profeta (s.a.w.) que dijo: “Aquel que recite la Sura Al-Fātiĥa se le entregará tanta recompensa como si hubiese recitado dos terceras partes del Corán, y hubiese dado limosna para cada uno de los creyentes”.[2]
En otra narración dice: “Aquel que recite esta sura (Al-Fātiĥa) le será otorgado todo aquello que pida a Dios”. También la Sura Al-Fātiĥa fue presentada como la curación de cualquier dolor o enfermedad. De cualquier manera numerosas narraciones existen respecto a la importancia de esta sura, y su recitación tiene una gran recompensa.
En cuanto a la recitación de la Sura Al-Ijlāş [112] se han mencionado numerosas virtudes. Como por ejemplo que esta sura es considerada una tercera parte del Corán, y cuando esta sura es recitada durante el funeral, 70 mil ángeles descienden y participan en éste. El gran Profeta (s.a.w.) dijo: “Aquel que tenga fe en Dios y en el día de la Resurrección, no deberá olvidar recitar la sura Al-Ijlāş después de cada oración, puesto que Dios reunirá para el recitante lo bueno del mundo y la otra Vida, y Dios lo perdonará a él, a sus padres y sus hijos”.[3]
En cuanto a la Sura Al-Baqara [2:], al Profeta (s.a.w.) le fue preguntado cuál era la sura preferente entre las suras, él respondió: “La Sura Al-Baqara y en ella la Aleya del Escabel”.
La recompensa de recita la Aleya del Escabel es tan grande que tanto los shías como sunitas transmitieron que el Profeta del Islam (s.a.w.) dijo: “Cuando un creyente recita la Aleya del Escabel, y envía su recompensa a los muertos, Dios ante cada letra que pronuncia coloca para él un ángel que glorifique a Dios por él hasta el día de la Resurrección”.
Respecto a las virtudes de la Sura Āle ‘Imrān [3] se ha transmitido que quien recite esta sura cada una de sus aleyas será un refugio para pasar por el puente (As-Sirât) sobre el Infierno.[4] Y respecto a la Sura An-Nisā’ [4] está registrado: “Aquel que lea la Sura An-Nisā’ el día viernes, estará a salvo de la presión de la tumba”.[5] Tocante a la Sura Al-Mā’ida [5] dice: “Quien la recite cada jueves, su fe no se contaminará y no asociará nada a Dios”.
Así también en una narración se transmitió del Profeta (s.a.w.) que dijo a uno de sus seguidores: “¿Deseas que te enseñe dos suras que son las más elevadas del Corán?” Contestó: “¡Sí, oh Mensajero de Dios!” Este honorable le enseñó las Suras Al-Falaq [113] y An-Nās [114]”. Después pronunció estas dos suras en la oración de la mañana y dijo: “Recita estas dos suras cuando te levantes y te vayas a dormir”.[6]
Conclusión: Cada aleya del Corán tiene beneficio, entonces no puede juzgarse fácilmente cuál de las suras tiene mayor recompensa. Sino que habrá que recitar todo el Corán y así beneficiarse de todas las virtudes de este Libro Sagrado.