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Los historiadores en general coinciden en que la Escritura Sagrada no menciona abiertamente en ninguna parte de su contenido el asunto de la Trinidad. En la Enciclopedia Religiosa de Mircea Eliade en el vocablo “la Trinidad” escribió: “…Este asunto se ha convertido en un nuevo problema para la Iglesia, es decir encontrar un versículo en la Escritura Sagrada que compruebe la Trinidad”.
A pesar de esto algunos de los cristianos mencionan testigos de la Escritura Sagrada que según su creencia muestra la Trinidad, pero al analizarlos y reflexionando en las frases mencionadas se evidencia que estos testigos carecen de la claridad suficiente y no tuvieron éxito en la comprobación de este asunto. La falta de un texto claro acerca de la Trinidad, así como la limitación y síntesis de frases respecto a la divinidad de Jesús (a.s.) los hizo propagar el término “hijo de Dios” respecto a este honorable, y transformar este vocablo de un significado “ceremonial” en un significado “verdadero”. Claro está durante tres siglos tuvieron conflictos dogmáticos respecto a la divinidad de Jesús. Cuando al inicio del siglo IV un obispo sobresaliente llamado Arrio se rebeló en contra de la creencia de la divinidad de Jesús se intensificaron las disputas y cerca de 300 obispos formaron un concilio a través de la invitación de Constantino, el primer César cristiano en la ciudad de Nicea en Asia Menor en año 325 d.C. En ese concilio aceptaron la divinidad de Jesús a través de la mayoría de votos, y la opinión de Arrio fue rechazada.
Aunque en base al símbolo niceno (declaración dogmática) la creencia de la Trinidad era considerada uno de los fundamentos de la religión cristiana, siempre hubo quienes rechazaron esta creencia de la Trinidad.
La Trinidad es una de las creencias fundamentales del cristianismo que en base a ésta Dios Único se presentó en tres personas, Dios Padre, Dios Hijo (que se corporizó en Jesús el Mesías) y Dios Espíritu Santo. Estos tres a pesar de ser una misma esencia, están separados uno del otro.
La Escritura Sagrada de los cristianos está compuesta por el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, los dos indican la Unicidad de Dios Sublime, y no tienen ninguna claridad sobre la Trinidad. En el Antiguo Testamento dice: “Y porque lo has visto, ahora sabes que Yavé es Dios y que no hay otro fuera de él”. (Deut 4,35), y en el Nuevo Testamento también dice: “Dios es único”. (1 Tim 2,5).
Los primeros cristianos no creían en la Trinidad, y consideraban a Jesús como su Profeta y elegido de Dios. Los ebionitas, cristianos pertenecientes al primer siglo del cristianismo, consideraban a Jesús (a.s.) sólo una persona normal, hijo de María.[1] Así también Los historiadores en general coinciden en que la Escritura Sagrada en ninguna parte de su contenido menciona abiertamente el asunto de la Trinidad.[2] En la Enciclopedia Religiosa de Mircea Eliade en el vocablo “la Trinidad” escribió: “…Este asunto se ha convertido en un nuevo problema para la Iglesia, es decir encontrar un versículo en la Escritura Sagrada que compruebe la Trinidad”...Los sabios cristianos acentuaron también en el Monoteísmo, y hablaron sobre éste. Juan Damasceno dijo: “Aquellos que creen en la Escritura Sagrada no dudan en la Unicidad de Dios”.[3]
La Nueva Enciclopedia Británica opina también lo siguiente: “En el Nuevo Testamento no existe el vocablo ‘trinidad’ ni tampoco la creencia de ésta”.[4]
El punto necesario a mencionar es que el Dios de la Tora es un Dios Único. En este Libro se ha enfatizado más que cualquier otra cosa, la Unicidad de Dios. El segundo de los Diez Mandamientos dice así: “No tendrás otros dioses fuera de Mí”. (Ex 20,3). Y así también dice: “Yavé es Dios y no hay otro fuera de Él”. (Deut 4,35) “Yavé es el Único Dios del cielo”. (Deut 4,39) “Escucha, Israel: Yavé, nuestro Dios, es Yavé-único. Y tú amarás a Yavé, tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. (Deut 6,4-5) El Dios de Moisés es el creador del cielo y la tierra “En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra”. (Gen 1,1) ….
Los cristianos y los investigadores religiosos sostienen que los Evangelios Sinópticos (Evangelios de Mateos, Marcos y Lucas) fueron escritos algunas décadas antes que el Evangelio de Juan. El Evangelio de Juan fue escrito aproximadamente el año 100 d.C., es decir 30 años después de la muerte de Pablo, o sea en el tiempo que las creencias de Pablo dominaban sobre las creencias de la gente. A través de una comparación abreviada entre el contenido de los Evangelios Sinópticos por una parte y el Evangelio de Juan por otra, se evidencia perfectamente que los Evangelios Sinópticos no exageran en gran forma respecto a Jesús (a.s.), pero en todo el último Evangelio (es decir el Evangelio de Juan) existen asuntos exagerados tales como la divinidad de Jesús. Por ejemplo dice que la causa de la oposición de los judíos con Jesús fue porque él se consideraba Dios. (Jn 10,31-38)
Estos Evangelios mencionan también como realizaba Jesús la oración, como hacia culto y como se refugiaba en Dios. En especial que antes de ser capturado en varias ocasiones se mostró humilde y suplicante ante Dios. Así también en el Evangelio de Mateo 27,46, y en Marcos 15,34 leemos que las últimas palabras de Jesús (a.s.) estando en la cruz fueron que gritó: “¡Dios mío!, ¡Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?”[5]
A pesar de esto algunos de los cristianos mencionan testigos de la Escritura Sagrada que según su creencia muestra la Trinidad, pero al analizarlos y reflexionando en las frases mencionadas se evidencia que estos testigos carecen de la claridad suficiente y no tuvieron éxito en la comprobación de este asunto. Para evidenciar el asunto indicamos algunos de estos testigos en forma sucinta:
1. Algunos cristianos sostienen que en el Nuevo Testamento se sienten las raíces del significado de la Trinidad, y la frase de otorgamiento del derecho del bautizo al final del Evangelio de Mateo lo menciona directamente: “… Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. (Mt 28,19)
Respuesta: Los autores del Nuevo Testamento tienen la costumbre de llamar “padre” a Dios. Este término viene del judaísmo. Según los Evangelios Sinópticos, Jesús enseñó a sus discípulos que llamaran a Dios “Padre de los Cielos” en sus súplicas. (Mt 6,9) Así también Jesús les dijo: “…Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes”. (Jn 20,17).[6]
2. En la Escritura Sagrada en algunas ocasiones Dios es llamado en forma plural, o con el pronombre en plural, o con una palabra en plural “Elohim”. Los cristianos deducen de estos versículos que Dios definitivamente es más que uno, que fue llamado con un vocablo en plural. Tal y como en Génesis 1,26: “Dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo”.
Génesis 3,22: “Entonces Yavé Dios dijo: Ahora el hombre es como uno de nosotros, pues se ha hecho juez de lo bueno y de lo malo. Que no vaya también a extender su mano y tomar del Árbol de la Vida, pues vivirá para siempre”.
Génesis 11,7: “Pues bien, bajemos y confundamos ahí mismo su lengua, de modo que no se entiendan los unos a los otros”.
Isaías 6,8: “Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” Y respondí: “Aquí me tienes, mándame a mí”.
Respuesta: Los gramáticos y filológicos al plural en estas frases le llaman “plural de respeto”, al igual que nosotros también en el uso común utilizamos esta gramática, incluso en algunas partes de la Escritura Sagrada también podemos ver ejemplos de este plural “enfático” o de “respeto”. Un ejemplo de este uso podemos, considerando el método del uso del vocablo hebreo Adanim (אדנים), encontrarlo bajo el significado de “señores, patrones” en Génesis 24,9-10-51 (dirigiéndose a Abraham); en Génesis 39,2-3-7-8 (dirigiéndose a Putifar); en Génesis 42,30-33 y 44,8 (dirigiéndose a José); en Génesis 40,1 (dirigiéndose al Faraón); en 2º Samuel 11,9; 1º Reyes 1,11-33-43-47 (David) y otros parecidos a estos, que en todos estos casos fue utilizado el pronombre en plural para una persona.
El uso de Adanim (אדנים) como plural verdadero (señores, patrones, amos) puede encontrarlo como ejemplo en Génesis 19,2; Proverbios 25,13; Isaías 26,13. Este mismo vocablo fue utilizado para el plural, y estos asuntos muestran claramente que el uso del vocablo “divinidades” era común para Dios Único Verdadero.
Otra respuesta que puede darse a este respecto es que el uso en plural del vocablo divinidades es porque determina la perfección de la fuerza Divina, es decir todos los poderes mostrados a través de Dios.
3. Otro de los versículos de la Escritura Sagrada que los cristianos usan para comprobar la Trinidad es el siguiente: “Aquellos que en el cielo son testigos son tres personas: el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo, y estas tres personas son una” (Ju 5,7)
Respuesta: Este versículo sólo se encuentra en algunos ejemplares latinos y no existe en los ejemplares griegos, idioma en que fue escrita la Escritura Sagrada. Hoy día este versículo fue eliminado de la Escritura Sagrada, incluso no existe en la traducción latina de la iglesia católica (Vulgata).
Como surgió y se desarrolló la Trinidad
La falta de un texto claro acerca de la Trinidad, la limitación y síntesis de frases respecto a la divinidad de Jesús (a.s.), los hizo propagar el término “hijo de Dios” respecto a este honorable, y transformar este vocablo de un significado “ceremonial” en un significado “verdadero”. Claro está durante tres siglos tuvieron conflictos dogmáticos respecto a la divinidad de Jesús. Cuando al inicio del siglo IV un obispo sobresaliente llamado Arrio se rebeló en contra de la creencia de la divinidad de Jesús se intensificaron las disputas y cerca de 300 obispos formaron un concilio a través de la invitación de Constantino, el primer César cristiano en la ciudad de Nicea en Asia Menor en año 325 d.C.
En ese concilio aceptaron la divinidad de Jesús a través de la mayoría de votos, y la opinión de Arrio fue rechazada... En la declaración de ese consejo conocida como el Credo de Niceno leemos lo siguiente respecto a Jesús: “…Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,… él vino al mundo por nosotros los humanos y para salvarnos, y se corporizó, se hizo hombre… Maldiciones para aquellos que dicen que hubo un tiempo en el que no existió, o el que antes de existir no existió, o el que existió de la nada, y para aquellos que confiesan que él es de otra esencia o de otra materia, o el que el hijo de Dios fue creado, o el que es mutable y transformable”.[7]
Aunque en base al símbolo niceno (declaración dogmática) la creencia de la Trinidad era considerada uno de los fundamentos de la religión cristiana, siempre hubo quienes rechazaron esta creencia de la Trinidad. En el año 1600 d.C. se fundó una escuela llamada “unitarianismo” en la que sus seguidores rechazaban la creencia de la Trinidad, puesto que sostenían que esa creencia fue la causa de la influencia de creencias defectuosas de los filósofos griegos en la compilación de las declaraciones dogmáticas.[8] El líder del movimiento unitarianismo fue un hombre español llamado Miguel Serveto, que después de estudiar detalladamente el Nuevo Testamento llegó a la conclusión de que el asunto de la Trinidad, que en base al Credo de Niceno se había vuelto un asunto confirmado para todos los cristianos, no existía en esos libros y entendió que esa creencia fue una de las invenciones de la Iglesia Católica, una completa incredulidad y nula. El año 1531 d.C. publicó una obra llamada “Errores de la Trinidad”.
Serveto al fin fue quemado por incredulidad y apostasía. Aunque fue destruido pero surgieron grupos cristianos oponente de la Trinidad que claro está fueron atacados fuertemente y acusados de incredulidad por parte de los protestantes y de los católicos. Los seguidores de esta creencia existen aun hoy en día.[9]
[1]– Alestar Mc Kraus, Preludio sobre la teología cristiana, p.362.
[2]– Michael D. Coogan, Guía ilustrada del mundo de las Religiones, p.65, Oxford University Press.
[3]– Sulaîmânî Ardestânî ‘Abdu Al-Rahîm, Preludio comparativo entre el Islam y el Cristianismo, p.120, según lo transmitido por Juan Damasceno.
[5]– Taûfiqî Husaîn, Familiarización con las grandes religiones, p.148.
[6]– Ídem, p.149.
[7]– Mîller William M., Historia de la Iglesia antigua en el Imperio de Roma y Persia, p.244.
[8]– Hordern William, Guía teológica Protestante, p.34.
[9]– Binas John, Historia complete de las Religiones, pp.680-681.