Lo mencionado no concuerda con lo transmitido, con los textos históricos ni tampoco con la razón, bajo este significado que: Primero: este asunto no ha sido registrado en ninguna fuente ni lucha a muerte; puesto que en las fuentes no alteradas dice que el Imâm Husaîn (a.s.) fue a visitar a su hermana Umm Kulzûm y dijo: “Hermana, testamento que seas buena con mi hijo, ya que él es un pequeño infante[1] y de seis meses”. Umm Kulzûm le dijo: “Este infante hace tres días que no ha bebido, trae agua para él”. El Imâm (a.s.) tomó en sus manos al infante y se dirigió hacia esa tribu y le dijo: “¡Matasteis a mis hermanos, hijos y seguidores, y fuera de este infante no queda nadie! ¡El abre y cierra su boca en señal de sed, sáciadlo con un poco de agua!” En otra narración dice que el Imâm (a.s.) tomó al infante en sus manos y dijo: “¡Oh gente, si no os apiadáis de mí, apiadaos de este infante!”

Mientras que el Imâm (a.s.) hablaba con ellos fue aventada una flecha por parte de un opresor asesino la cual atravesó el cuello del infante. El Imâm Husaîn (a.s.) juntaba la sangre en su mano y la aventaba hacia el cielo y decía: “¡Dios mío, te tomo como testigo ante esta tribu, ellos prometieron quitar la vida a todos los familiares del Profeta (s.a.w.)…”.[2]

Segundo: algo así no concuerda con los fundamentos racionales. Es decir, por una parte no es posible que de la humedad de la boca de un infante pueda beneficiarse en tal forma que refresque su boca para recitar un sermón o para continuar con éste. Por otra parte ninguna persona prudente realiza un acto así, qué decir del Imâm Husaîn (a.s.) que es un Imâm Inmaculado quien ha dejado atónitos a todos por gozar plena y conjuntamente de intelecto y amor.