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El iÿtihâd en la terminología corresponde a: esfuerzos científicos para comprender y extraer el dictamen legal de sus fuentes y pruebas (el Corán, la tradición, el intelecto y el iÿma’ o consenso de opiniones de los juristas) y en el Generoso Corán y las narraciones de los Inmaculados Imames (a.s.) fue recomendado y enfatizado. Dios Sublime en la aleya 122 de la Sura At-Tauba [9] dice: “No es adecuado que todos los creyentes salgan de expedición (para la lucha santa y la guerra en el sendero de Dios). ¿Por qué no viajan algunos de cada grupo para ser instruidos (se vuelvan muÿtahid) en la religión de Dios y que amonesten a los suyos cuando regresen a ellos y así, quizás, sean temerosos (de realizar actos malos)?”
En numerosas narraciones se ha enfatizado también en la necesidad de volverse muÿtahid o intérprete de la ley islámica para responder a las preguntas legales, arbitrar, tener autoridad religiosa y otros. Por ejemplo, el Imâm Ÿa’far As-Sâdiq (a.s.) dijo a uno de sus seguidores llamado Abân Ibn Taglib: “¡Oh, Abân! Siéntate en la Mezquita de Medina y dictamina en los asuntos canónicos. Me gusta que personas como tú (juristas, sabios y expertos en jurisprudencia) existan entre los shi’ítas”.
En esta narración directamente se menciona la existencia de sabios y de los muÿtahid que dominaban los asuntos religiosos y respondían a las preguntas de la gente.
Iÿtihâd idiomáticamente significa: utilizar los poderes científicos y los esfuerzos intelectuales para extraer los mandatos legales de sus fuentes (Corán, tradición, intelecto y iÿma’ –consenso–). El iÿtihâd bajo este significado es un acto muy importante y sagrado que Dios en el Generoso Corán lo hizo obligatorio para un grupo de musulmanes y dice: “No es adecuado que todos los creyentes salgan de expedición (para la lucha santa y la guerra en el sendero de Dios). ¿Por qué no viajan algunos de cada grupo para ser instruidos (se vuelvan muÿtahid) en la religión de Dios y que amonesten a los suyos cuando regresen a ellos y así, quizás, sean temerosos (de realizar actos malos)?”[1]
En esta honorable aleya Dios PARA un grupo de creyentes como deber general hizo obligatorio que fuesen en busca de la adquisición de la ciencia y el conocimiento en los asuntos religiosos para que pudiesen llegar al grado de alfaquí, que es el grado del iÿtihâd, y puedan deducir los mandatos de Dios del Libro y de la tradición, y puedan cumplirlos tanto ellos mismos, como informar a los demás.
Este asunto fue nombrado en numerosas narraciones de los Inmaculados Imames (a.s.), que sólo nos limitamos a indicar algunas de éstas:
Abu Jadîÿa, uno de los compañeros cercanos del Imâm As-Sâdiq (a.s.) dijo: “El Imâm As-Sâdiq (a.s.) nos envió a un grupo de shi’ítas y dijo: “Decidles que en caso de que entre vosotros los shi’ítas ocurra alguna enemistad o desacuerdo para enjuiciar, no se presenten ante estos jueces corruptos, sino que elijan a uno de entre vosotros que conozca lo permitido y prohibido de nosotros (sea alfaquí y muÿtahid) para que arbitre entre vosotros. En verdad que yo he colocado entre vosotros a este alfaquí, y absteneos de quejaros unos de otros ante el sultán opresor”.[2]
Esta narración testifica la necesidad de alfaquíes y muÿtahidân; puesto que las diferencias y enemistades en la sociedad es un acto inevitable y para resolver estas diferencias deberá haber alfaquíes y muÿtahidân para que arbitren entre la gente en base a los mandatos correctos islámicos. Y la gente (los shi’ítas) no se vea obligada a recurrir a los gobernadores dictadores y corruptos. Entonces lo ordenado por el Islam y los Inmaculados Imames (a.s.) es que algunas personas deberán esforzarse siempre en el sendero del iÿtihâd y ser alfaquíes en la religión.
En otra narración el Imâm ‘Askarî (a.s.) dijo: “Pero esos muÿtahid que cuidan (de pecar), son protectores de la religión, se oponen a los deseos concupiscentes y obedecen las órdenes de Dios, y para la gente es obligatorio que los imiten (a los alfaquíes)”.[3]
En esta narración el Imâm ‘Askarî (a.s.) indicó las condiciones de los alfaquíes para obtener el rango de autoridad religiosa entre la gente y así también consideró obligatorio obedecer al alfaquí y al muÿtahid. Esta narración indica la importancia, necesidad y grandeza del rango de los muÿtahidîn y de los alfaquíes.
Así también el Imâm Ÿa’far As-Sâdiq (a.s.) dijo a uno de sus seguidores llamado Abân Ibn Taglib: “¡Oh, Abân! Siéntate en la Mezquita de Medina y dictamina en los asuntos canónicos. Me gusta que personas como tú (alfaquíes, sabios y muÿtahidân) existan entre los shi’ítas”.[4]
En esta narración el Imâm (a.s.) menciona la existencia de sabios y muÿtahidîn que dominaban los asuntos religiosos y respondían a las preguntas de la gente. A este respecto contamos con numerosas narraciones que se encuentran en los libros de Hadîz.[5]
Para mayor información recurrir a:
Wilâîat va Dîyânat, Audacias en el pensamiento político del Islam, Mahdî Hâdavî Tehrânî, pp.95 a 102.
[1]– Sura At-Tauba 9:122.
[2]– Wasâ’il Al-Shi’ah, t.18, cap.11, p.100, h.6.
[3]– Ihtiÿâÿ Tabarsî, t.2, p.263; Wasâ’il Al-Shi’ah, t.27, p.131, h.33401.
[4]– Mustadrak Wasâ’il Al-Shi’ah, t.17, p.315, cap. “جوب الرجوع فی القضاء و الفتوی الی رواة الحدیث من الشیعة”.
[5]– Wasâ’il Al-Shi’ah, t.18, cap.11, h.9-10-21-27-42-45.