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Tomando en cuenta que el Imamato es un rango y cargo Divino, la determinación del Imam y del número de Imames se encuentra en manos de Dios, y la única forma de informarnos de esto son las palabas del gran Profeta del Islam (s.a.w.). El Profeta (s.a.w.) en diversas ocasiones mencionó los nombres y el número de los Imames. Como ejemplo esa narración que los grandes sabios sunitas transmitieron respecto al Profeta (s.a.w.) que dijo: “La función del Islam no termina hasta que vengan los doce sucesores”.[1] Así también los shi’ítas y los sunitas transmitieron que en el momento en que el Profeta (s.a.w.) en Gadir Jum colocó para el Imamato a Amîr Al-Mu’minîn, ‘Alî (a.s.), y después de haber sido revelada la aleya de la perfección de la religión[2], el primero y segundo califa se levantaron y preguntaron al Mensajero de Dios: “¿Acaso este liderazgo y tutoría después de vos pertenece a ‘Alî?” Este honorable dijo: “Es especial de ‘Alî y de mis sucesores hasta el día de la Resurrección”. Preguntaron: “¿Vuestros sucesores quiénes son?” Dijo (s.a.w.): “’Alî es mi hermano, mi ministro, mi heredero, mi sucesor, el califa entre mi comunidad y dueño de la autoridad de cualquier creyente después de mí. Mi hijo (nieto) Hasan y después de él mi hijo (nieto) Husayn, y después de él nueve hijos (descendientes) de los hijos de Husayn que vendrán uno después del otro”.[3]
Conclusión, existen numerosas narraciones del gran Profeta (s.a.w.) que transmitieron los shi’itas y sunitas respecto a la razón principal de que los Inmaculados Imames son doce, pero acerca de su filosofía y el por qué de ese mandato debemos decir que existen numerosos asuntos islámicos que su causa y filosofía están ocultas para nosotros, y en una forma es un acto de consagración al servicio de Dios. Tal y como el número de ciclos de la oración, o recitar la oración en voz bajo o alta, en el hombre y la mujer. Esta pregunta es también de ese tipo de asuntos que su aceptación es la consagración al servicio de Dios y su determinación se encuentra en el deseo de Dios, y antes de la creación extrínseca de estas luces sagradas (los doce Inmaculados Imames) le fue anunciado al Profeta (s.a.w.) a través de la revelación, y este honorable lo anunció en diversas ocasiones. Pero de cualquier manera las órdenes del Islam, ya sean ese grupo que sus filosofías son evidentes o aquel grupo que sus filosofías se encuentran ocultas para nosotros, su realización es necesaria, puesto que fueron dictadas de un Sabio Absoluto, y el Sabio no dicta actos malos. En concusión todas las órdenes dictadas son para que el ser humano encuentre la perfección y el avance, por lo que deberán ser cumplidas.
Pero la segunda parte de la pregunta que dice ¿por qué debemos estar solos durante años? Y ¿cómo podrá el Imam Oculto salvarnos? En respuesta debemos decir que, Dios Sublime nunca abandona a la Tierra ni a Sus siervos sin un guía. Este asunto puede entenderse de las narraciones que existen a este respecto.[4] En conclusión la soledad no tiene significado.
Una de las especialidades de los guías de Dios en cada época fue el medio del descenso de la gracia. Este asunto puede entenderse perfectamente de los honorables hadices proféticos que él en respuesta a una pregunta similar a ésta dijo que su gracia “el Imam Mahdî a.ÿ.” para los siervos durante la época de la ocultación será como la luminosidad y el calor que da el Sol detrás de las nubes. De este bello ejemplo podemos deducir muchos asuntos, tal y como: al igual que el Sol se oculta detrás de las nubes no provoca que su luminosidad y calor sean negados a la Tierra, la ocultación del Imam ante los ojos de la gente tampoco provoca que los siervos queden privados de las gracias y guías de él. Por ello es que a lo largo de la historia, un gran número de personas se beneficiaron de sus gracias, mencionadas ya en su momento. Este asunto también se entiende de una carta escrita por este honorable al Shaij Mufid, que dijo: “Nosotros no nos mostramos negligentes en la observancia de vuestros actos, y no os olvidamos, y si no fuese así en cada instante seríais destruidos a través de las tormentas de desgracias y peligros”.[5] Básicamente la vida de ese honorable es un factor importante para alentar y esperanzar a la gente para que se reformen y preparen para el surgimiento.
Pero un punto considerable aquí es que el tiempo en que puede uno beneficiarse mejor de la luz del Sol es cuando hayamos quitado los obstáculos que evitan pasar a la luz, y nos hayamos colocado ante sus rayos. En conclusión, existiendo este gran Sol (aunque se encuentre detrás de las nubes de la ocultación) no tienen significado la soledad ni la desesperanza.
Para mayor información de los beneficios de la existencia del Imam de la Época (a.ÿ.) recurra a las preguntas no.168 (pág.web 1375); preg.no.654 (pag.web 705); preg.no. 20403 (pag.web es19639).
[1]– Esta narración está registrada en diversas obras tales como: Sahîh Muslim, t.9, pp.333, 335, 337; Sunan Abî Dâwûd, t.11, pp.351-352; Musnad Ahmad, t.42, p.309; Musnaf Ibn Abî Shaîbah, t.7, p.492.
حَدَّثَنَا قُتَيْبَةُ بْنُ سَعِيدٍ حَدَّثَنَا جَرِيرٌ عَنْ حُصَيْنٍ عَنْ جَابِرِ بْنِ سَمُرَةَ قَالَ سَمِعْتُ النَّبِيَّ صَلَّى اللَّهُ عَلَيْهِ وَسَلَّمَ يَقُولُ ح و حَدَّثَنَا رِفَاعَةُ بْنُ الْهَيْثَمِ الْوَاسِطِيُّ وَاللَّفْظُ لَهُ حَدَّثَنَا خَالِدٌ يَعْنِي ابْنَ عَبْدِ اللَّهِ الطَّحَّانَ عَنْ حُصَيْنٍ عَنْ جَابِرِ بْنِ سَمُرَةَ قَالَ دَخَلْتُ مَعَ أَبِي عَلَى النَّبِيِّ صَلَّى اللَّهُ عَلَيْهِ وَسَلَّمَ فَسَمِعْتُهُ يَقُولُ إِنَّ هَذَا الْأَمْرَ لَا يَنْقَضِي حَتَّى يَمْضِيَ فِيهِمْ اثْنَا عَشَرَ خَلِيفَةً قَالَ ثُمَّ تَكَلَّمَ بِكَلَامٍ خَفِيَ عَلَيَّ قَالَ فَقُلْتُ لِأَبِي مَا قَالَ قَالَ كُلُّهُمْ مِنْ قُرَيْشٍ.
[2]– Al-Mā’ida [5:3].
[3]– Gâyat Al-Marâm, cap.58, h.4. En otra narración también a continuación de la aleya 1 de la Sura An-Nisā’ [4] mencionó el nombre de cada uno de sus sucesores después de él. Gâyat Al-Marâm, t.10, p.267; Izbât Al-Haddât, t.8, p.133, Bihâr, t.36, pp.260 y 298.
[4]– Kâfî, t.1, p.178.
الْحُسَيْنُ بْنُ مُحَمَّدٍ عَنْ مُعَلَّى بْنِ مُحَمَّدٍ عَنْ بَعْضِ أَصْحَابِنَا عَنْ أَبِي عَلِيِّ بْنِ رَاشِدٍ قَالَ قَالَ أَبُو الْحَسَنِ ع إِنَّ الْأَرْضَ لَا تَخْلُو مِنْ حُجَّةٍ وَ أَنَا وَ اللَّهِ ذَلِكَ الْحُجَّةُ.
[5]– Bîhâr, t.53, p.774.