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La libertad desde el punto de vista de la religión puede ser analizada desde dos perspectivas: libertad espiritual y libertad política-social. Desde la perspectiva espiritual, la veracidad del ser humano que es esa misma alma inmaterial de él (en su esencia está exenta de cuerpo, materia y atributos corporales), puesto que es del mundo de la Orden Divina y del Reino angelical, tiende hacia su propia morada (esto es, mundo angelical). Y desde la perspectiva de que nuestra alma pertenece al cuerpo, se encuentra en las restricciones de los asuntos terrenales. El ser humano sin otra alternativa deberá buscar su perfección a través del mundo puesto que el mundo es la tierra de labranza de la otra vida. Pero algunos se ven afectados por los entretenimientos y la vanidad de este mundo, por la atención independiente que ponen hacia los aspectos del mundo, mientras este asunto es un obstáculo para el avance hacia su perfección. Y en lugar de poner atención en lo verdadero de lo interno y en la veracidad de los asuntos, suponen auténticas algunas existencias perceptibles y objetos aparentes, olvidando por completo lo angelical de las cosas. Por ello los mundanos suponen que aquellos que gozan de los deseos del mundo y del exceso en el uso de los destellos terrenales, se encuentran libres y liberados del cautiverio. Mientras que la libertad en realidad es liberarse de la trampa del mundo y de la trampa de los deseos concupiscentes, siendo ésta la libertad que demanda la religión. Desde el punto de visa de la religión muchas veces una persona es un rey conquistador pero se encuentra cautivo de su propia alma concupiscente, y ante él muchas veces se encuentra otra en completa pobreza e indigencia, pero es el dominador de su propia alma concupiscente.
En conclusión: todo lo que buscan los mundanos es una libertad figurativa e irreal, y aquello que demanda la religión es la libertad verdadera. Desde la perspectiva social, en el pensamiento religioso y en el pensamiento político-social el Islam no aprueba una libertad extremista ni tampoco que el ser humano se vea obligado a aceptar todas las condiciones externas y a admitir cualquier gobierno injusto que termine con todas sus dignidades. Por ello, puede decirse: en el Islam existen la libertad individual y la social, sin embargo existe una diferencia entre la visión y opinión Islámica, y la visión y opinión occidental. Y la religión, tal y como en lo que respecta a la expansión doctrinal considera a Dios eje de todos los actos y realizados para obtener su perfección, desde la perspectiva de la expansión moral y cultural también invita a la sociedad humana a que expanda la justicia y equidad, y ha prohibido el abuso y la transgresión en los derechos ajenos. Por otra parte también le recomendó que adquiera la ciencia, la instrucción y el aprendizaje aplicado así como la forma correcta de beneficiarse de éstas.
Nuestra alma desde la visión que es abstracta en esencia, está exenta de cuerpo, materia y atributos corporales. Para el alma humana no existe la medida de largo, ancho y profundo, ni calidad de la temperatura el frio, ni las direcciones arriba, abajo, adelante o atrás y demás estados corporales[1], y ésta viene del mundo de la Orden Divina, y tiende hacia su morada (mundo angelical).
Aquel que se alejó de su autenticidad / buscará el momento en que pueda unirse nuevamente a ésta.[2]
Los seres del mundo de la creación o caben en el recipiente del mundo de la creación, de la material, en lo visible y material, o existen en el rango del mundo angelical, abstracto y en el mundo de la Orden Divina (superior al mundo de los cuerpos que influyen sobre el sistema gradual, existe otro mundo que incluye otras creaciones fuera del sistema gradual “fuera del sistema temporal” que es el mundo de la Orden Divina, y las creaciones del mundo de la Orden Divina dominan sobre el mundo de la creación).[3] Y esta creación y esa orden pertenecen a Dios. Según lo explicado por el Sagrado Corán: «(¡Oh, siervos! Concientizad) ¿Acaso no pertenecen a Él la Creación y el imperativo creador? ¡Bendito sea Dios, Señor del Universo!»[4] Y desde esa visión de que nuestra alma pertenece a nuestro cuerpo, se ha vuelto terrenal y se encuentra restringida por los asuntos fútiles.
El alma despliega sus alas para elevarse / pero el cuerpo introdujo sus garras en la tierra.[5]
A pesar de que el ser humano está obligado a alcanzar la perfección sublime a través de su estancia en el mundo, y alcanzar las realidades constantes y la eminencia espiritual (el mundo es el campo de labranza de la otra vida) en la escuela del mundo fluyente, del poder, de la fuerza, del paso, de la sincronización y de la materia.[6] Pero la atención independiente hacia el mundo y sus deseos, hacen que el ser humano se aleje de su camino hacia la perfección, hacen que olvide el vuelo hacia las verdades del mundo angelical, y a sus aspectos los engalana al grado que el ser humano imagina que es eterno e inmortal en la vida del mundo. Según lo explicado por el Imâm 'Alî (a.s.): “Otorga conocimiento a aquellos que observan al mundo con los ojos de su alma, pero ciega a los que son solamente atraídos por su falso encanto y esplendor”.[7]
La vida mundanal: Dios Sublime en Su Generoso Corán describe la vida del mundo, Dice así: «En verdad, la vida de este mundo es juego y vanidad »[8] «لَعِب» (juego) es un verbo que no tiene otro fin más que ilusión, y «لَهْو» (vanidad) es cualquier cosa que entretiene en sí misma al ser humano y provoca que olvide a los demás. Por lo tanto la honorable aleya indica que la vida del mundo, es esa misma posesión que el cuerpo tiene del alma, y esa intervención del cuerpo en el sendero de la adquisición de las perfecciones, entretiene en sí misma al ser humano y provoca que olvide lo demás. El origen de este olvido es que la vida terrestre engaña al alma en tal forma que ésta se siente unida al cuerpo, y después de esta suposición, corta sus relaciones con el mundo angelical, y olvida todo aquello que tenía de gloria, belleza, valor, luz y felicidad en la vida anterior a la vida del mundo material (esto es, en el mundo de la Orden Divina), olvidando el rango de la cercanía a Dios, de los compañeros puros y de un ambiente de afabilidad y santidad que dejó atrás. De esta manera pasa su vida divirtiéndose y jugando. A cualquiera que se dirige no son más que ilusiones supuestas y esperanzas imaginarias, y en el momento en que llega a obtenerlas no encuentra en ellas realidad.[9]
Dios Sublime dice: «Y los actos de quienes no creyeron son como un espejismo en una llanura desierta. El sediento cree que es agua hasta que llega a ella y no encuentra nada».[10]
La autenticidad externa e interna: El ser humano que desde su parecer la perspectiva de la creación, el mundo terrenal, las criaturas corporales y visibles tienen autenticidad y son reales, centra toda su atención en los asuntos visibles, y se descuida por completo del interior de los asuntos y de lo angelical de las cosas. Una persona así resume la vida en comer, dormir, los placeres y la sensualidad. Según lo explicado por el Generoso Corán: «Conocen lo aparente de la vida de este mundo y no prestan atención a la Otra Vida».[11]
Pero el ser humano que tiende hacia lo angelical y percibe las verdades y el interior de los asuntos, encuentra lo externo como apariencia de lo interno, y como secundario de lo angelical. Y por ello considera a lo exterior como un revestimiento y al interior como el núcleo, y nunca ofrece al núcleo ni al origen por el revestimiento ni lo secundario. Según lo explicado por el Imâm ‘Alî (a.s.): “Los enamorados de Dios son aquellos que vieron el interior del mundo, mientras la demás gente observaba el exterior de éste y se encontraba entretenida con el futuro del mundo dedicándose sólo a los asuntos pasajeros”.[12]
Las ilusiones verdaderas y alegóricas: Los mundanos suponen que aquellos que gozan de los deseos del mundo y del exceso en el uso de los destellos terrenales, se encuentran libres y liberados del cautiverio. Mientras que obedecer las órdenes del alma concupiscente (el alma concupiscente es una dimensión del ser humano que centra más atención en los aspectos insignificantes y corporales, y el apego hacia lo material colocó al ser humano dentro de la restricción de asuntos sin valor) que quiere permanecer en el mundo, hace al hombre todavía mas cautivo del cuerpo, e incrementa la restricción de la veracidad del hombre.
La libertad en realidad significa librarse de la trampa del mundo y de los deseos concupiscentes, y esta manera de libertad es lo que demanda la religión. Desde la perspectiva de la religión muchas veces una persona es rey de todo el mundo, pero se encuentre cautivo de su propia alma concupiscente. Una persona así es prisionera de la cárcel del deseo concupiscente sin disfrutar de ninguna libertad. Y ante él muchas veces se encuentra otra en completa pobreza e indigencia, pero es el dominador de su propia alma concupiscente. En caso de que el poder del deseo y el de la ira se encuentren bajo el dominio del poder de la inteligencia del ser humano, no sólo evita las corrupciones sino que es muy útil para el desarrollo de la persona. Y la libertad verdadera es la que gobierna la razón en el país del alma, y el deseo y la ira lo obedecen.
Desde la perspectiva de la religión, esclavitud es aquello que gobierna la vida del ser humano, ya sean su deseo y su ira, y la razón sea su prisionera. Según lo explicado por el Imâm ‘Alî (a.s.): “Muchas veces el intelecto se ve preso por el imperio de los deseos”.[13] Y también este honorable Imâm (a.s.) dijo: “¿Acaso no existe un hombre libre que este objeto sin valor (el mundo) lo ponga a disposición de aquellos que lo desean? Estad conscientes que para vuestras almas y vidas no existe otra cosa más que el Paraíso para canjear. Por consiguiente no vendáis vuestras almas sólo a cambio del Paraíso”.[14]
La libertad espiritual y la social: Cuando el ser humano en su interior se libró de la trampa de los deseos concupiscentes y encontró nuevamente su propia autenticidad, será venturoso tanto en la vida como en los asuntos culturales, políticos y sociales en la sociedad. Lo que se deduce de las aleyas y narraciones es que el ser humano se encuentra constantemente ante dos enemigos, interno y externo, que buscan capturarlo. Y librarse del cautiverio de estos dos y poder dominarlos, trae consigo dos formas de libertad, interna y externa. Por desgracia en la corriente de los pensamientos islámicos existen grupos tales como los sufís que, en la medida que atienden las libertades internas y liberarse de las abyecciones morales diabólicas, en esa misma medida no atienen la libertad externa ni en liberarse del cautiverio de los ídolos de los embellecimientos y de la hipocresía (y ante éstos, hay también un grupo que utiliza todos sus esfuerzos para enfrentar y obtener libertades sociales y externas, y considera cualquier forma de limitación como causa de la infelicidad y el cautiverio del ser humano).
Pero hay otro grupo que sostiene que el ser humano para llegar a obtener la perfección, la prosperidad y la libertad verdadera, necesita de ambas formas de libertad, puesto que éstas dos tienen una relación muy estrecha entre sí, y la libertad social no puede ser posible ni práctica sin la libertad espiritual. Este es el problema de la sociedad humana que quiere proveer la libertad social pero no va en busca de la libertad espiritual. Hoy día la humanidad para crear una sociedad ideal y humana, y librarse de la perplejidad y de las dificultades individuales y sociales, deberá evitar caer en los extremos y evitar observar sólo una perspectiva de la libertad, y esforzarse también para obtener las dos diferentes libertades.[15] Por lo tanto en el pensamiento religioso e islámico, no es permitida la libertad extremista, ni tampoco la persona está obligada a aceptar todas las condiciones externas, y es injusto que cualquier gobierno termine con todas sus dignidades.[16] Por ello, en el Islam existen también la libertad individual y la social, sin embargo existe una diferencia entre la visión y opinión Islámica, y la visión y opinión occidental.[17]
Relación entre la religión y el mundo: Los Profetas enviados, vinieron para poblar al mundo, pero lo consideraban como sendero para alcanzar la otra vida. El mundo que es el campo de labranza de la otra vida. El mundo en el cual con nuestros actos, con nuestras palabras y con cada momento de nuestra vida construimos nuestra otra vida. Ellos poblaban un mundo como éste, ellos vinieron para enseñar al hombre como vivir hoy para ser venturosos mañana. Por lo tanto las órdenes de los Profetas fueron para la vida de hoy día, para la vida del mundo, para que bajo sus rayos podamos obtener la felicidad de la otra vida.
La religión y propagación: La religión opina respecto al campo de la propagación, de sus perspectivas y variedades, tales como la propagación económica, política, social y cultural, y no cedió esto a los sabios de la sociedad. Puesto que la religión que tiene pretensiones universales y considera como dependientes de su escuela a todos los seres de la humanidad, deberá tener también una visión completa respecto a la propagación. Por ello lo fundamental es conocer a la religión, aunque la teorética de la religión es un asunto muy complicado, puesto que la religión cuenta con tres bases y tres caras que una de estas bases se encuentra dentro del alma del ser humano y las otras dos fuera de su alma. La dos bases de la religión que se encuentran fuera del alma son llamadas Corán y ‘itrât (familia del Profeta -s.a.w.-), y la base interna de la religión, es la razón y el innato espiritual que es uno de los argumentos legales. Esto es, aquello que la razón lo entendió en forma definitiva es una prueba legal, y es esta misma razón por la que la religión se compone de una serie de conocimientos derivados de la razón y de la tradición (el Corán y ‘itrat).)
Corregir la propagación desde el punto de vista doctrinal, moral y cultural: Puesto que Dios es la base de todos los actos, el Creador de todo, el que Hace descender, y en manos de quien se encuentran las ganancias y pérdidas del ser humano, Dios que creó este mundo y el futuro, así como el día del Levantamiento para que el hombre se reúna con Él, por ello todos los actos del hombre en el aspecto económico, cultural, educacional y otros, deberán surgir de las órdenes de Dios y realizarse en el sendero de Su satisfacción. La religión desde la perspectiva moral y cultural invita a la sociedad humana al campo de la justicia y equidad, prohibiéndole violar y abusar de los derechos ajenos. Por otra parte le recomendó que adquiera la ciencia, la instrucción y el aprendizaje aplicado así como la forma correcta de beneficiarse de éstas, en tal forma que no existe asunto moral o ciencia necesaria ni útil, a menos que la religión haya considerado como algo obligatorio o preferente su adquisición y actuar según éste.[18]
La libertad y propagación política y social: La religión del Islam, es una religión universal y una religión como ésta dice que pueden vivir pacíficamente con aquellos que no se oponen ni se enfrenta a esta religión. Dios no prohíbe que vivan en paz con aquellos que no desean luchar ni exterminar el sistema islámico o piensan en debilitarlos o expulsarlos de su país.[19]
Formas de propagación: La propagación se realiza de dos maneras, prohibida y elogiada. La propagación prohibida tal y como la prodigalidad, la lujuria y las comodidades de la vida y otras parecidas, puesto que el Sagrado Corán las considera a todas estas prohibidas. Y reprocha a los derrochadores, a los lujuriosos y a los comodones, y a aquellos que sólo piensan en su desarrollo personal los presenta de la siguiente manera: «otro grupo, más preocupado por ellos mismos»[20], «y comen como come el ganado»[21]. El Corán reprocha a aquellos que proyectan acumular fortuna y atesoran el oro y la plata[22]. Y así también las almas están propensas a la codicia la cuál anidada dentro del ser humano y es su enemigo interno[23]. Y quienes están a salvo de su propia avaricia, ellos son los triunfadores[24]. Por lo tanto la propagación bajo el significado de buscar la comodidad y vivir con prodigalidad es reprochada. Pero la expansión elogiada es aquella que mientras más nos esforcemos en producir, seremos más prósperos, y mientras seamos más ahorrativos estaremos más tranquilos. Desde este punto de vista, si el ser humano se esfuerza para erradicar sus necesidades así como las necesidades de la sociedad, esta forma de esfuerzo es ganancia y aceptable. Mientras que la expansión prohibida, esto es la expansión que lleva el propósito de incrementar las riquezas y la auto-glorificación, es tacañería y alardeo, y esto es prohibido.[25]
[1]– Hasanzadeh Âmulî, Hasan, Nusûs Al-Hukm bar Fusûs Al-Hukm, p.180.
[2]– Maulawî Ÿalâl Ad-Dîn Muhammad, Maznawî Ma’nawî.
[3]– Tabâtabâî Saîîed Muhammad Husaîn, El ser humano desde su inicio hasta su fin, p.13.
[4]– Sagrado Corán 7:54.
[5]– Maulawî Ÿalâl Ad-Dîn Muhammad, Maznawî Ma’nawî.
[6]– Rey Shahrî, Muhammad, (Husaîni Saîied Hamîd) – Muntahab Mizân Al-Hikmah, hadiz no.2137, narración del Mensajero del Islam (s.a.w.).
[7]– Nahyul Balâgah,-sermón 82
[8]– Sagrado Corán 47:36.
[9]– Tabâtabâî Saîîed Muhammad Husaîn, El ser humano desde su inicio hasta su fin, p.51.
[10]– Sagrado Corán 24:39.
[11]– Sagrado Corán 30:7.
[12]– Nahyul Balâgah, dicho 432.
[13]– Nahyul Balâgah, dicho 211.
[14]– Rey Shahrî, Muhammad, (Husaîni Saîied Hamîd) – Muntahab Mizân Al-Hikmah, t.2, hadiz no.3589, narración del Mensajero del Islam (s.a.w.)
[15]– Mutaharî Prof. Mártir Murtidâ, Los conocimientos religiosos.
[16]– Para obtener más información recurrir a: Hâdavî Tehrânî Mahdî, Wilâîat va Dîyânat, pp.131 en adelante.
[17]– Mutaharî Prof. Mártir Murtidâ, Respecto a la Revolución Islámica, pp.101 en adelante.
[18]– Ÿawâdî Âmulî ‘Abdul.lah, Lo que espera el ser humano de la religión, pp.210-212-213.
[19]–Sagrado Corán 60:8.
[20]– Sagrado Corán 3:154.
[21]– Sagrado Corán 47:12.
[22]– Sagrado Corán 9:34.
[23]– Sagrado Corán 4:128.
[24]– Sagrado Corán 59:9.
[25]– Ÿawâdî Âmulî ‘Abdul.lah, Lo que espera el ser humano de la religión, pp.219-220-222.
[22]– Sagrado Corán 9:34.
[23]– Sagrado Corán 4:128.
[24]– Sagrado Corán 59:9.
[25]– Ÿawâdî Âmulî ‘Abdul.lah, Lo que espera el ser humano de la religión, pp.219-220-222.