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“Wah” en la lingüística significa alusión directa, la cual puede ser en forma de palabra, símbolo o misterio, de sonido sin ningún compuesto, de indicación y otros parecidos. Los diversos significados y usos de este término en el Sagrado Corán nos hace concentrarnos en varios puntos. Primero, el wah o la revelación no es especial sólo del ser humano, sino que pertenece también a los cuerpos sólidos, las plantas, los animales y otros. El wah a estas criaturas es esa misma guía esencial e instintiva, o explicado de otra manera, es la guía existencial de Dios que los dirige hacia su propósito. El grado más elevado del wah es especial sólo del linaje de los Profetas y de los santos Divinos, mientras que su propósito es inspirar los significados en el corazón del Profeta (s.a.w.), y el que Dios hable con él. En conclusión, básicamente la diferencia de las demás inspiraciones que se les hacen a los humanos, no es desde el punto de vista de su esencia, sino que desde la perspectiva de su grado. El ínfimo grado corresponde a los cuerpos sólidos y a las plantas, y el máximo es especial de los Profetas. Segundo, el wah ha sido utilizado también bajo diversos significados: bajo el significado de indicación, tentación, inspiración en el entendimiento a través de un instinto e inspiración a través de un sueño; y el grado sublime de éste, es la forma de comunicación entre Dios con los Profetas y los Mensajeros.
Las características del wah corresponden a: (1) ser interior, (2) tener un maestro, (3) un sentimiento (4) sentir al intermediario del wah. La calidad del descenso de la revelación a los Profetes también es en tres formas (aunque según lo declarado por el difunto gran sabio Tabâtabâî estos tres se originan de uno y esto es la percepción de la revelación sin intermediario por parte de Dios) que corresponden a:
(1) Dios habla sin intermediario; (2) habla por detrás del velo; (3) habla a través del enviado y del Ángel de la Revelación. La explicación filosófica del descenso de la revelación y el rango del ángel, recuerdan este punto que básicamente el ángel no es el intermediario bajo ese significado común de que recibió de Dios el mensaje y luego lo comunica al Profeta por medio de la forma de hablar especial de sí mismo. El es un receptor de la revelación del mensaje Divino. Por lo tanto no existe un intermediario en el significado común de la palabra como para que pueda cometer un error en su misión. En la primera parte no existe un intermediario, y en la segunda y tercera parte también si el Profeta no lo entiende a través de un intermediario ni por detrás del velo, entonces recibirá la revelación directa y sin intermediario. Y el último punto es que, la verdad de la revelación es en forma de un conocimiento intuitivo. Por lo tanto contrario al conocimiento adquirido éste no tiene la facultad de equivocación ni error. Por ello el ser humano puede, por medio de su trayectoria ascendente y hacia su perfección, llegar a un lugar ante Dios y adquirir el conocimiento Divino sin intermediario. Aquí es donde se encuentra lejos de cualquier multiplicidad y se ha librado de sentir afecto a otro fuera de Él, volviéndose libre de cualquier equivocación, que esto mismo es el rango de la inmunidad de los Profetas.
“Wah” en la lingüística significa alusión directa, la cual puede ser en forma de palabra, símbolo o misterio, de sonido sin ningún compuesto, de indicación y otros parecidos. [1]
Esta palabra fue repetida numerosas veces en el Sagrado Corán. La manera en que fue empleado este término y sus diversas formas muestra que el Corán no es exclusivo del ser humano, y estima que los demás seres vivientes también pueden beneficiarse de él. Por ello a la manera en que la abeja construye su panal lo considera una forma de wah. En efecto el wah a este tipo de criaturas, es esa misma guía esencial e instintiva que los guía hacia su propósito. Y este mismo asunto es una de las causas que muestran que el Universo tiene un propósito, y las criaturas no fueron creadas en forma accidental y que no se inclinan hacia su propósito en forma casual, sino que se realiza a través de la guía existencial de Dios que es ese mismo wah hacia las criaturas. Claro esta el wah o la revelación posee diversos grados y niveles; y la revelación hacia los cuerpos sólidos y hacia las plantas y otros, no se encuentra en un mismo grado. Al igual que la guía que se encuentra en las plantas y otros, no puede encontrarse en los cuerpos sólidos.[2]
El grado más elevado de la revelación es especial sólo del linaje de los Profetas y de los santos Divinos, mientras que su propósito es inspirar los significados en el corazón del Profeta (s.a.w.), y que Dios hable con él.[3] Esta revelación se basa en la necesidad que tiene la humanidad de la guía Divina para que, por una parte, sea dirigida hacia un propósito que se encuentra más allá de lo metafísico. Y, por otra, se responda positivamente a las necesidades de vida social que corresponden a tener una ley Divina. Por lo tanto, wah es recibir la guía Divina por medio de la conexión del alma del Profeta con lo oculto y angelical, siendo el Profeta el intermediario entre el mundo de los seres humanos y el mundo oculto. Claro está explicaremos que los seres humanos perfectos pueden también tener el honor de obtener algunos de los grados de la revelación.[4]
De las palabras del honorable Profeta (s.a.w.) puede deducirse también que básicamente el wah desde la perspectiva de su naturaleza no es diferente con las demás inspiraciones que se les hacen a los humanos, su diferencia no es desde el punto de vista de su esencia, sino que desde la perspectiva de su grado. Por ejemplo el honorable Profeta (s.a.w.) en uno de sus hadices expone: “Un sueño verdadero es una de las setenta partes de la profecía”.[5] Esta narración muestra que la revelación a los Profetas posee un fuerte rango y un origen luminoso que todos se benefician de los rayos y reciben el sustento de esa luz. Es oportuno analizar aquí los significados del vocablo wah utilizados en el Sagrado Corán:[6] En la palabra de Dios wah fue utilizado bajo los siguientes significados:
Bajo el significado de inspiración en el entendimiento del animal por medio del instinto: «Y tu Señor reveló a la abeja»[7], esto es Dios le enseñó, por ejemplo, como debe construir su panal.
En forma de inspiración a través de un sueño: «Y revelamos (en el sueño) a la madre de Moisés».[8]
En forma de tentación: «En verdad, los demonios susurran (tientan) a sus amigos».[9]
En forma de inspiración a través de una indicación: «Así pues, salió ante su pueblo desde el lugar en el que rezaba y les indicó que glorificasen mañana y tarde».[10]
Y la forma más sublime del wah es aquella con la que Dios habla a los Profetas y a los Mensajeros: «Y no es posible que Dios hable directamente al ser humano, sino a través de la revelación».[11]
Las características del wah a los Profetas corresponden a: (1) ser interior, (2) tener un maestro Divino, (3) un sentimiento (4) sentir al intermediario del wah.
Explicación: el propósito de que la revelación sea “interior”, es que los Profetas no recibían la revelación a través de los sentidos externos, sino que a través de los sentidos internos.
El Sagrado Corán también en este caso lo explica como “qalb” (corazón): «Lo baja el Espíritu digno de confianza sobre tu corazón (qalb)».[12]
Aquí “qalb” (traducido como corazón) significa interior, o sea el alma y el espíritu. Por otra parte, ya que wah es una relación con el otro mundo (angelical), dicen: que el wah es externo. El propósito de “tener un maestro” es que el wah en los Profetas no es como el instinto en los animales en el cual no exista una perspectiva de enseñanza. Tampoco es en forma de inspiración (que ocurre respecto al ser humano y a algunos eruditos) ya que en la inspiración siente que no sabe y repentinamente se le ocurre algo, pero no siente estar relacionado con un maestro. Sin embargo los Profetas (a.s.) sienten la existencia de un maestro: «que se la ha dado a conocer el poseedor (el ángel) de una fuerza extraordinaria»[13] «Dios ha hecho descender sobre ti la Escritura [Sagrada] y la Sabiduría y te ha enseñado lo que no sabías»[14]. El propósito de “un sentimiento o una percepción” es que el Profeta (s.a.w.) siente que es una revelación y perciba que estos asuntos los recibe de otro lugar. Tal y como cuando estudiamos con un maestro y nos percatamos que estamos sentados ante él y escuchamos, con la diferencia de que el maestro del Profeta no se encentra en este mundo. Y el propósito de “sentir al intermediario del wah” es que en ocasiones la revelación es inspirada al Profeta a través de otra criatura, no el que sea directa por parte de Dios. Esta criatura en ocasiones ha sido llamada Ruh ul-Amin (el espíritu honesto), en otras Ruh ul-Qudus (el espíritu santo) y en otras Gabriel. Y el Profeta (s.a.w.) lo percibe también. Pero en los instintos e inspiraciones individuales, no sucede esto y la persona no percibe la presencia de un maestro. Al evidenciarse el significado de wah, pasamos a la segunda parte de la pregunta, y dilucidando un punto damos fin a esta discusión.[15]
En el Sagrado Corán se han indicado tres formas del descendimiento de la revelación a los seres humanos:
(1) Dios habla sin intermediario, esto es, entre Dios y el Profeta (s.a.w.) no existe intermediario ni velo, y el Profeta (s.a.w.) recibe directamente la revelación desde el manantial de la emanación. (2) Dios habla por detrás del velo. (3) Dios habla a través del enviado y del Ángel de la Revelación. Es evidente que en los dos últimos puntos, contrarios al primero, existe un velo y un intermediario entre Dios y el Profeta. Claro está el significado de “velo” e “intermediario” no significa que evite una relación directa entre el receptor de la revelación y Dios, sino que es evidente que el locutor es Dios. Pero como consecuencia de la sabiduría y el deseo Divino, el Profeta es atendido a través de un intermediario o por detrás del velo. Y el Profeta escucha el mensaje de Dios a través del velo o de boca del intermediario. Es sumamente claro que aquí también el Profeta, recibe directamente el mensaje de Dios y las palabras de la emanación absoluta. Por lo tanto, si el Profeta percibe el velo, se dice que la revelación es por detrás del velo, y si no lo percibe, la revelación respecto a él fue realizada sin intermediario y en forma directa. Ahí también donde la revelación es realizada a través de Gabriel, si el receptor de la revelación no percibe al intermediario, la revelación es directa de Dios.
En realidad el Ángel de la Revelación es un receptor de la manifestación del mensaje Divino, y no es así que reciba este mensaje a través de su entendimiento y luego por medio de sus medios de expresión los explique. Por lo tanto si se dice que el Ángel de la Revelación es honesto, no significa la fidelidad común entre los seres humanos, que un depósito del depositario sea trasmitido al receptor del depósito. Aquí, aunque el depositario sea inmaculado e inmune de cualquier traición, aun así no se niega el instinto de la traición, mientras que respecto al ángel este asunto es diferente. Básicamente él no es el receptor ni transmisor que comúnmente conocemos, ni es el intermediario entre Dios y Su Profeta, sino que es el receptor de la manifestación de la revelación y manifestación de la Sabiduría Divina. Tal y como una hoja de papel en la cual ha escrito el cálamo Divino. Si el Profeta pone atención a este receptor de la manifestación (el papel escrito), símil a un espejo, se dice que Dios habló con Su Profeta a través del ángel. Y si el Profeta –a pesar de que considera la Sabiduría Divina y el contenido de la revelación y lo ve reflejado en ese espejo– no pone atención en éste y sólo centra su atención en el origen de la revelación y en el significado del mensaje, esta revelación respecto a él fue hecha sin intermediario. Tal y como alguien que ve la imagen reflejada en el espejo, y no considera al espejo.[16]
Por ello el difunto gran sabio Tabâtabâî dijo: “Todas las formas del descenso de la revelación pueden considerarse por parte de Dios y sin intermediario”.[17] Y por esta causa en otras aleyas del Corán, wah en todos los casos ha sido atribuido a Dios, y esta atribución no es alegórica; tal y como: «En verdad, Nosotros te hemos enviado la revelación [¡Oh Muhammad!], tal como enviamos la revelación a Noé y a los profetas que vinieron tras él».[18]
Nota: La revelación no es un conocimiento adquirido[19], sino que es una forma de conocimiento intuitivo y conocimiento presencial, y una forma de descubrimiento completa del mundo angelical y del mundo metafísico. Este descubrimiento como causa de la presencia de las verdades de la existencia ante el Revelador no tiene en forma natural la posibilidad de ser correcto o incorrecto, e imaginar la más mínima equivocación en ésta significa negar los fundamentos de la revelación o el carecer de la verdad. Por ello documentándose en las causas filosóficas, en los niveles del mundo de la existencia, en los rangos de la sabiduría y en el campo abierto para que el ser humano llegue a la perfección, puede llegarse a esta conclusión que –concuerda también con las aleyas coránicas– el ser humano puede, por medio de su trayectoria ascendente y hacia su perfección, llegar a un lugar ante Dios y adquirir el conocimiento Divino sin intermediario y puede llegar al grado en que Dios habla con él, sin la necesidad de palabras especiales con sonido perceptible, o necesidad de tener medios en formas científicas. En este grado es en el que una existencia y grandeza espiritual, lejos de cualquier multiplicidad, se ha librado de sentir afecto a otros fuera de Él volviéndose inmune de cualquier tentación, desviación y equivocación. Que este es ese mismo rango de la inmunidad de los Profetas. Con esta explicación llegaremos al punto fundamental que:
1. La revelación básicamente es posible y es uno de los niveles del conocimiento.
2. La verdad de la revelación es descubrir y ser testigo del mundo oculto. Y en esta verdad, no existe la equivocación.
3. El ser humano en la búsqueda de su perfección puede llegar al grado que le sea descendida la revelación y contar él mismo con el honor del grado de la inmunidad.[20]
Fuentes para mayor estudio:
Recurrir a: Reflexiones en la metodología de la jurisprudencia, Mahdî Hâdavî Tehrânî, libro no.4, art. La revelación testigo del mundo oculto.
[1]– Râqib Isfâhânî, Mufarradât, p.515, Vocablo wah.
[2]– Mutaharî Prof. Mártir Murtidâ, Colección de las obras, t.4, p.410.
[3]– A pesar de que la percepción de la verdad de la revelación y la calidad de su descenso, no es un asunto sencillo ni tampoco posible.
[4]– Aunque el difunto gran sabio Tabâtabâî dijo: “Las costumbres religiosas demandan que el vocablo wah sólo se utilice para las palabras inspiradas a los Profetas y Mensajeros y no para otros”. Exegesis Al-Mizân, t.12, p.423.
[5]– Mutaharî Prof. Mártir Murtidâ, Colección de las obras, t.4, p.411.
[6]– Tabâtabâî Saîîed Muhammad Husâîn, Exegesis Al-Mizân, t.12, p.423.
[7]– Sagrado Corán 16:68.
[8]– Sagrado Corán 28:7.
[9]– Sagrado Corán 6:121.
[10]– Sagrado Corán 19:11.
[11]– Sagrado Corán 42:51.
[12]– Sagrado Corán 26:193.
[13]– Sagrado Corán 53:5.
[14]– Sagrado Corán 4:113.
[15]– Mutaharî Prof. Mártir Murtidâ, Colección de las obras, t.4, p.411-414.
[16]– Hâdavî Tehrânî Mahdî, Mabânî Kalâmîe Iytihâd, pp.76-77.
[17]– Tabâtabâî Saîîed Muhammad Husâîn, Exegesis Al-Mizân, t.4, pp.149-150.
[18]– Sagrado Corán 4:163.
[19]– En el conocimiento adquirido sólo tenemos a nuestro alcance la forma de lo conocido, y lo conocido por accidente se encuentra fuera de nuestro alcance. Esto es, nosotros mismos no podemos salvarnos de las garras del intermediario, y la relación con la realidad de las cosas es a través de esta forma de conocimiento. Y si ocurre una equivocación es porque nosotros nos hemos equivocado y no llegaremos a la realidad externa. Esto es, como causa del medio en forma de conocimiento y la comprensión equivocada de nosotros en su comparación con lo externo.
[20]– Hâdavî Tehrânî Mahdî, Mabânî Kalâmîe Iytihâd, pp.78.