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Si respetar, solicitar, invocar y recurrir a estos generosos (el Profeta y el Imâm) en busca de ayuda se hace con la intención de que ellos quieran, opuestos a Dios y en forma autónoma y sin la necesidad de esa Esencia Sagrada Única, satisfacer nuestras necesidades, esta intención y este entendimiento es asociar alguien a Dios, siendo que esto es incompatible con la unidad de los actos Divinos –taûhîd af’âlî– (la independencia y autosuficiencia de Dios de todo fuera de Él, y la necesidad de Dios en los actos de las demás existencias) y con el monoteísmo divino –taûhîd rubûbî– (el único Providente y el Señorío independiente es Él, y los demás, los ángeles, los Profetas y los factores naturales, son servidores y agentes Divinos) y es considerado idolatría en los actos o en el señorío.
Pero si estas solicitudes, invocaciones y respetos sean por:
a) obedecer la orden Divina;
b) pagar la deuda, respecto al derecho que tienen sobre nosotros por ser intermediarios de las gracias existenciales y legislativas;
c) tomarlos como modelo o beneficiarnos de los favores especiales de estos honorables, sin que los consideremos independientes de la Esencia Sagrada Divina, no tienen ninguna contradicción con el taûhîd af’âlî ni con el taûhîd rubûbî, ni tampoco se contradice con la exclusividad de Dios (independiente) por ser el proveedor de las necesidades. Puesto que el autor, el administrador y el que sacia las necesidades de los siervos por parte de éstos honorables (Profetes y Imâmes) se realiza de acuerdo al autor, al señorío y proveyendo las necesidades de lo siervos por parte de Dios, y no en contra de Él como para que pueda ser considerado una asociación.
Por lo tanto, el criterio de asociación en la solicitud de las necesidades a otro fuera de Dios, es la intención de la persona. Si alguien los invoca pidiendo ayuda, y considera que ellos ocupan un rango divino y señorío, y que actúan independientes de Dios, esta invocación con esta creencia se considerada una asociación. Pero si se realiza por obedecimiento a Dios y para beneficiarse del honor y la estima de ellos ante Dios, para que estas esencias sagradas soliciten a Dios por la necesidad de esa persona, o con el permiso Divino sacien sus necesidades, este acto no sólo no es asociación sino que el invocador es recompensado por haber obedecido las órdenes Divinas.
El ser humano posee dos dimensiones, esto es, está compuesto de alma angelical y de cuerpo natural y material, y está totalmente necesitado. Y puesto que goza de dos dimensiones, deberá saciar las necesidades de éstas dos en forma equilibrada y lejos de cualquier exageración para que quede saludable, continúe su sobrevivencia, transite por el sendero de la ascendencia y el progreso, y así llegue a la cumbre de la felicidad verdadera (ser vicario de Dios).
Dios Sabio tuvo también un propósito determinado para la creación del ser humano, y Él que está enterado de todos los aspectos de las necesidades del hombre, antes de crearlo o en el momento de su aparición, preparó el campo para satisfacer todas las diversas necesidades de éste. El deseo de Dios fue que en un proceso natural, el ser humano a través de la libertad con su propia autoridad proveyese la salud y felicidad corporal y espiritual de sí mismo, utilizando los medios y las posibilidades que fueron preparadas para él. De lo contrario pudo desde un principio haberlo creado perfecto. Perfecto desde la perspectiva corporal, para que no tuviese necesidad de la perfección, tal y como son la creación de los Cielos y la Tierra. Y pudo también haberlo creado perfecto desde la perspectiva espiritual, en tal forma que desde el aspecto del culto y el obedecimiento, así como para ingresar al mundo sagrado, no le hiciese falta nada, tal y como creó a los ángeles. Por ello la preferencia del ser humano sobre las demás existencias se encuentra en esto que al mismo tiempo que goza de las necesidades corporales y espirituales llegue a ocupar un grado que sea mejor y más elevado que el grado de los ángeles.
Este ser humano que cuenta con libre albedrío para saciar sus necesidades, deberá beneficiarse de este banquete de bendiciones divinas que se encuentra en los Cielos y la Tierra, y favorecerse en forma conveniente para mantenerse saludable y poder sobrevivir. Para saciar sus necesidades espirituales deberá beneficiarse de la legislación religiosa y así poder unir a su alma angelical con lo angelical, y saciar sus necesidades.
No existe duda alguna en la capacidad de los factores existenciales para proveer las necesidades corporales del ser humanos, y también para utilizar y beneficiarse de este gran banquete durante todo el día y la noche, y ya que el ser humano, no desde el momento de su nacimiento sino que, desde el momento de su aparición siente apego hacia esto, a la mayoría de los creyentes sobre este asunto no se les ocurre que es posible que la utilización de estos medios y causas para satisfacer las necesidades corporales de sí mismos, sean asociación o que están irrumpiendo sin causa en lo perteneciente a Dios.
Dios Sapiente para satisfacer las necesidades espirituales del ser humano preparó también otro gran banquete en forma de legislación y religión, y puso a su disposición alimentos saludables de creencias, de culto, de moral y de educación a través de personas elegidas (Profetas –a.s.–) de entre ellos mismos. Por ello se les llama (a los Profetas) intermediarios de las emanaciones legislativas. Mientras que los Profetas Divinos también tienen la obligación de respetar estos límites y obligaciones, así como de beneficiarse de éstos, para que por este sendero puedan satisfacer sus necesidades espirituales y unirse al mundo invisible y angelical que se encuentra más allá de sus sentimientos y de su visión, el cuál está oculto para ellos, y durante todo el día y la noche, por lo menos unos momentos tengan relación con ese mundo sagrado divino (en forma de culto diario). Entre éstos, se encuentran algunos que parece como si rebasaron a los otros en beneficiarse de este gran banquete de legislación divina de Dios, y llegaron a unirse a ese otro mundo en forma más rápida y más poderosos que los demás. Parece como si hubiesen cortado con el mundo de la naturaleza (piadosos) y se volvieron angelicales. Así también entre éstos, alguno se adelantaron a sus compañeros y pudieron llegar al rango de vicarios de Dios, y se volvieron siervos de Dios, para coinvertirse también en intermediarios de las emanaciones existenciales. Esto es, intermediarios entre el otro mundo y las personas que se retrasaron y se quedaron atrás de esta caravana. Y sin otra alternativa, los que se quedaron atrás se benefician y sacian sus necesidades a través de estos intermediarios del mundo invisible y angelical.
Aquí es donde les fueron inspiradas las dudas de contradicción en las invocaciones y en pedir por las necesidades a los generosos (a.s.) a través de la unidad de los Actos Divinos y del monoteísmo Divino.
Entonces, tal y como la utilización de posibilidades materiales y satisfacer las necesidades corporales no es considerado asociación, puesto que Dios Todopoderoso, Él mismo creó estas bendiciones para los seres humanos y las puso a su disposición[1], y autorizó al ser humano para posesionarse de estas bendiciones a través de los senderos correctos (que la ley divina menciona); y el ser humano monoteísta sabe que todos ellos (los Profetas y Imâmes) son creaciones y favores de Él, y que dependen de esa Esencia Sagrada, y los considera independientes y seres necesarios, implorar, invocar y respetar, así como pedir a estos honorables (a.s.) por la satisfacción de las necesidades tampoco se contradice en lo más mínimo con la aceptación de la unidad de los Actos Divinos ni con el monoteísmo Divino, ni con el monopolio del Proveedor de las Necesidades. Puesto que en estas invocaciones y respetos a estos honorables (a.s.), no pueden suponérseles en contra o en forma independiente de Dios. Sino que el ser humano consciente considera al autor y administrador de esos honorables (a.s.) de acuerdo a la activación y administrador de Dios, y a la existencia de éstos también al igual que a las demás criaturas la considera como la misma necesidad de esa esencia Divina, que sin los favores y gracias Divinos no tiene por sí mismos existencia, que puede decirse de que sean autores y puedan satisfacer las necesidades. Por ello la creencia de que ellos son los autores y los proveedores de las necesidades, ya que se encuentran de acuerdo con que Dios es el Autor y Proveedor de las Necesidades, no es considerado asociación.[2]
Pero el por qué Dios nos manda a estos honorables, y por qué nosotros tenemos necesidad de beneficiarnos de estos medios para favorecernos del mundo invisible y angelical, es por varias causas:
1. Estas personas son “intermediarios que hacen llegar la gracia de Dios” a los siervos, y el canal de la corriente de las bendiciones Divinas sobre las demás existencias del Universo, al grado que si estas criaturas sagradas no existiesen, la creación de los Cielos y la Tierra, y todo lo que existe en éstos, no hubiese tenido el mérito de ser considerada. En el famoso hadîz Qudsî (narración inspirada) dice así: “Si tu (Profeta) no estuvieras, nunca habría creado a los Cielos, y si ‘Alí (a.s.) no estuviese, no te hubiese creado a ti, y si Fátima (a.s.) no estuviese, no los hubiese creado a vosotros dos, ya que la existencia de vosotros tres, que son complemento una de la otra, son el motivo de la creación”.[3]
Por lo tanto, para llegar al origen de la emanación y de la existencia, deberá, sin otra alternativa, beneficiarse por este canal para no verse privado de los favores Divinos. Por ello en la “Súplicas de Lamentación” decimos: “¡Dónde se encuentra la corte (los medios) de Dios, por la cual entran!”.
2. De ahí que estos cercanos a Dios, se han embellecido de los atributos Divinos, observarlos y respetarlos es como observar y respetar a Dios Todopoderoso; puesto que el apego hacia ellos, aunque sea en las dificultades, hace que el ser humano advierta a Dios y recite las aleyas Divinas. Por ello “nos lamentamos” que: “¿Dónde se encuentra la dirección Divina en la que los santos Divinos centran su atención?”
3. Y ya que se encuentran cerca de Dios y son intermediarios de la emanación, sus súplicas son aceptadas y su intercesión admitida por Dios. Entonces continuando estas lamentaciones decimos: “¿Dónde se encuentra ese necesitado que cada vez que implora, son aceptadas sus imploraciones?” Y también ya que son generosos (a.s.) no rechazan a ningún necesitado, y si es de su conveniencia no lo dejan regresar con las manos vacías. Este asunto se experimentó repetidas veces entre aquellos que vivían en la época de estos generosos (a.s.) así como entre los viajeros de ese entonces. Luego dirigiéndose hacia ellos se dice: “¡Vuestra costumbre es la bondad y vuestro innato espiritual es generosidad, y vuestro rango es la verdad, honestidad y amabilidad!”.[4]
4. La comunicación directa con el mundo oculto no se encuentra en el poder de individuos que ellos mismos no han recorrido los grados hacia la perfección. Por ello debemos beneficiarnos de estos medios y senderos. Dios ordenó: «¡Oh, los que creéis! Temed a Dios y buscad la manera de acercaros a Él».[5] Existen también numerosas narraciones en las que la familia del Profeta (a.s.) fue presentada como medio y fe estable Divina, a la que un creyente debe encontrar, conocer y aferrarse.[6] Y nos lamentamos también que: “¿Dónde se encuentra ese medio que es el medio para unir la Tierra y el Cielo?”
5. Conocerlos, solicitarles e invocarlos, provoca la familiarización; y alcanzar las necesidades, provoca la amistad y el afecto con ellos. Y esta amistad y afecto hacia estos honorables, provoca educación, guía y sublimidad en la propia persona, mientras que el rango sagrado de ellos, se encuentra autosuficiente de la gente y de que recurran a ellos puesto que, con el favor Divino, llegaron a su objetivo.
6. Cuando la gente recurre a los santos de Dios, es una recompensa que ellos reciben por los esfuerzos que realizaron. Al igual que dirigiéndose al Profeta (s.a.w.) dice: «Y levántate parte de la noche (y dedícate) a confidenciar. Puede que tu Señor te otorgue una posición bendecida (el rango de la intercesión tanto en el mundo como en la otra vida)».[7]
7. Solicitar e implorar a las esencias sagradas, por una parte, estimula a los demás para seguir el camino de éstos y, por otra, priva del orgullo y el engreimiento a los devotos, a los piadosos, a los místicos y demás pretendientes del sendero hacia Dios y limpia sus almas y, por una tercera parte, previene las ganancia de los hipócritas y fingidores.
8. El rango de un ser humano perfecto es mucho más superior que el del ángel, puesto que:
1) las riquezas tanto en el mundo como en la otra vida se encuentra al servicio del buen servidor de Dios;
2) el que el ángel sea autor, es algo predestinado y no se considera como lo concedido a él.
3) en la noche de la ascensión, el Profeta (s.a.w.) avanzó más que Gabriel el honesto… ¿y ahí donde los ángeles son administradores de algunos de los asuntos,[8] (de acuerdo con los actos de Dios) por que los seres humanos autoformados y que llegaron a Dios, no pueden ser así?
9. El método de los grandes y gloriosos sabios es que comisionan a sus subordinados a realizar asuntos los cuales son aptos para llevar a cabo; que, bajo su control, respondan a los que recurren en busca de algo para que, por este medio, tanto estos subordinados obtengan una enseñanza especial y reciban la recompensas por sus esfuerzos en el pasado, así como para que los demás los conozcan tanto a ellos como al rango que ocupan, y se comuniquen y amisten con ellos más fácilmente.
Claro está los solicitantes saben que estos medios, nunca serán como ni igual al Glorioso y Señor, y saber que estos medios no son nada sin el permiso y el deseo de Él.
El punto importante es que: para conectarse con lo oculto y conformar las órdenes Divinas, la educación, la sublimidad y el progreso de sí mismo, así como para eliminar las necesidades del mundo y de la otra vida –corporal y espiritual– por sí mismo, necesita de conocer, recurrir a, invocar y sentir afecto hacia los santos Divinos (a.s.). E invocarlos a ellos, es invocar a los medios y a las fuertes cuerdas Divinas, y es el medio para llegar a Dios. Medio que en la existencia y en todos los rangos existenciales de sí mismos dependen de Dios, y el que ellos sean los autores y los proveedores de las necesidades se encuentra de acuerdo con que Dios es el autor y el proveedor de las necesidades, y una solicitud como ésta no es asociación, ya que el Proveedor de las Necesidades independiente, es sólo Dios.
Fuentes para mayor estudio:
1. Makîâl Al-Makârim, Saîîed Muhammad Taqî Mûsâwî Isfahânî, t.1 y 2.
2. Enseñanzas de las Creencias, Muhammad Taqî Misbâh Ÿazdî, t.1-3.
3. Las Sabidurías del Sagrado Corán, Muhammad Taqî Misbâh Ÿazdî, t.1-3.
4. Las Sabidurías Islámicas en las obras del Mártir Mutaharî, Alî Shîrwânî, pp.90-110, 250-251.
Así también puede recurrirse a obras de teología, de debates respecto a la intercesión, a la unidad de los actos divinos y al Imâmato.
[1]– Sagrado Corán (45:12-13), (31:20), y otros.
[2]– Recurrir a: Índices: el deseo Divino y el deseo del ser humano, pregunta no.95; el ser humano y la voluntad, pregunta no.51 y 217; la hipótesis de la existencia posible junto a la existencia necesaria pregunta no.80 y otras.
[3]– Extraído de Mahdî Birnas Sûma’ah-sarâîî, ¿Qué es la noche del decreto?, Publ. Kaûzar Gadîr, t.2, pp.79 y 81.
[4]– Salutación Yâmâ’a Kabirah.
[5]– Sagrado Corán (5:35), (3:103), (17:57).
[6]– Recurrir a: Hâ’irî Saîîed Mahdî, Makîâl Al-Makârim, t.1, pp.625 y 639. Y obras de exegesis respecto a las tres aleyas arriba mencionadas.
[7]– Sagrado Corán 17:79.
[8]– Sagrado Corán 79:5.